22/10/2025
Eso que no rompimos
Hay una teoría que, de sólo pensarla, nos alivia un poco.
Esa que dice que no tenemos la tarea —ni la obligación— de hacernos cargo de las heridas ajenas que no fabricamos.
Y es cierto. No vinimos a reparar lo que otro no está listo para mirar. Y mucho menos para unir lo que no rompimos.
Pero qué hermoso es saber que sí hay algo que podemos hacer es no tocar donde duele.
Evitar el gesto que lastima, la palabra que reabre, el silencio que hiere.
Porque aunque no podamos ni debamos curar lo que no provocamos, podemos cuidar el modo en que rozamos el dolor del otro.
En ese cuidado casi pasivo, también ayudamos a que algo empiece a restaurarse.
En esa posibilidad de devolver hogar seguro, donde hubo vacío o intermitencia, es donde el otro se va sanando.
Hay responsabilidades que no responden a obligaciones morales, esas, las libres de culpa y cargo, son las más bellas de cumplir.
Lorena Pronski