20/10/2025
🥹¿Por qué tratamos mejor a desconocidos que a nuestra familia?
¿POR QUÉ TRATAS MEJOR A DESCONOCIDOS QUE A TU FAMILIA?
Eres más educado con el repartidor de Amazon que con tu madre. Más paciente con tu compañero de trabajo que con tu pareja. Más amable con el camarero que con tus hijos. Y lo sabes. Lo hacemos todos. En mi consulta veo este patrón constantemente: guardamos lo mejor para desconocidos y lo peor para quienes más amamos.
Con el vecino que apenas conoces: "Buenos días, ¿cómo está? Qué día tan bonito, ¿verdad?" Sonrisa. Paciencia. Educación impecable.
Con tu pareja en el desayuno: "¿Otra vez dejaste el vaso ahí?" Tono irritado. Cero sonrisa. Cero paciencia.
POR QUÉ PASA ESTO:
1. DAMOS POR SENTADO LO MÁS VALIOSO
Con desconocidos hay presión social: quedar bien, ser educado, causar buena impresión. Con tu familia no hay esa presión. Sabes que te van a querer igual aunque seas borde. Entonces te permites ser la peor versión de ti mismo porque "ellos me conocen así" o "ellos me entienden".
2. AGOTAMIENTO DE RECURSOS EMOCIONALES
Llegas a casa después de haber sido amable, paciente y profesional todo el día. Ya no te queda energía para filtros. Entonces descargas tu peor cara con las personas que menos lo merecen: tu familia. Mis pacientes justifican: "Es que llego agotado”.
3. FAMILIARIDAD QUE DESTRUYE EL RESPETO
La confianza mal entendida genera descuido. "Como ya me conoce, no tengo que esforzarme". "Como es mi hijo, puede aguantar mi mal humor". "Como es mi pareja de 20 años, ya no necesito cortesía básica". En mi consulta veo matrimonios destruidos por esta mentalidad. La familiaridad no debería eliminar el respeto, debería profundizarlo.
HOY QUERÍA RECORDARTE QUE ESTE PATRONTIENE UN COSTE:
· Tus hijos crecen sintiendo que los desconocidos reciben mejor versión de ti que ellos.
· Tu pareja se siente menos valorada que tus colegas de trabajo.
· Tus padres sienten que eres más cariñoso con tus amigos que con ellos.
Y un día, cuando quieras recuperar esa cercanía, será demasiado tarde. Porque la gente que damos por sentada eventualmente se cansa de recibir tus sobras emocionales.
TE AYUDO A CAMBIAR ESTO:
Imagina que cada interacción con tu familia es la primera (o la última). Si tu pareja fuera una persona que acabas de conocer, ¿le hablarías así? Si supieras que esta es la última conversación con tu madre, ¿usarías ese tono? Si tus hijos fueran alumnos en tu trabajo, ¿les tendrías esa paciencia que no les tienes en casa?
¿A quién en tu familia estás tratando peor que a un desconocido?
Emma Trilles
