21/11/2025
Reconstruir al otro, no es tu responsabilidad.
Imagínate que tu pareja tiene un brazo roto. Todos los días, dos o tres veces, tu pareja quiere que te sientes a su lado para escuchar cómo grita de dolor por su brazo roto. No tiene un yeso, no tiene vendas, nada, no quiere ir con un doctor, su brazo está al aire libre, dañándose un poquito más cada día. Se molesta mucho contigo y te hace sentir mal cuando no tienes suficiente tiempo como para sentarte dos o tres horas a escuchar cómo se queja porque su brazo duele demasiado. A veces te pide que beses su brazo, o que lo acaricies, pero (naturalmente) eso le duele más, y entonces te culpa a ti por no estarlo haciendo de la forma correcta. También llega a pedirte que le hables a su brazo, que le digas que se va a curar pronto, que todo va a estar bien, y cada semana se molesta contigo porque a pesar de tus palabras, su brazo sigue sin sanarse.
Con el tiempo, te cansas de esa vida y terminas la relación. Tu ahora ex pareja cuida su brazo aún menos, y comienza a hablar mal de ti con sus amigos y familia porque tú "siempre fuiste una persona muy abusiva que nunca supo dar su apoyo para que su brazo sanara".
Cambia el brazo roto por depresión. Por ansiedad. Nadie tiene la responsabilidad de sufrir por una persona con una enfermedad así si esa persona no está interesada en ayudarse a sí misma, si esa persona se rehúsa a buscar la ayuda profesional que necesita, si esa persona piensa que su problema se puede curar a base de desahogarse y desquitarse todos los días con su pareja, sus amigos, su familia. Alejarte no te hace una mala persona; no es que no quieras ayudar, es que no puedes. Por tu cuenta, solo o sola, no. Por más que intentes o por más que quieras. Ya es suficientemente difícil construir una relación entre dos; construir toda la relación por tu cuenta y encima reconstruir a tu pareja como persona es imposible. Otra vez: no es tu responsabilidad, no es tu obligación, no eres una mala persona por buscar tu propia estabilidad mental. Lo máximo que puedes hacer es ayudar a esa persona a buscar ayuda, y si no quiere (o encima se molesta contigo por sugerirlo), no hay nada más que tú puedas hacer.
Y aplica para cualquier vínculo humano: parejas, familia, amistades, etc.