02/11/2025
✨ El arte de detenerse ✨
Vivimos en una época que nos exige estar siempre haciendo.
Si no producimos, sentimos culpa.
Si descansamos, pensamos que estamos perdiendo tiempo.
Si no demostramos avances, creemos que estamos fallando.
Y así, poco a poco, el cuerpo se endurece, la mente se agota, el alma se apaga.
Nos desconectamos del pulso natural de la vida, ese que no corre, que no compite, que simplemente late.
Pero el descanso no es un lujo. Es una necesidad vital.
Es el espacio donde el cuerpo reorganiza lo que no pudo procesar corriendo.
Es el silencio donde el alma acomoda lo que la mente no puede comprender.
Descansar no significa ser flojo, improductivo o mediocre.
Significa honrar los ritmos del cuerpo, reconocer que somos seres cíclicos, que no podemos florecer eternamente.
Significa permitir que algo dentro se regenere sin que tengamos que intervenir.
Hay un punto en el camino donde seguir forzando deja de ser fortaleza y se convierte en violencia hacia uno mismo.
Y ahí, justo ahí, es donde el descanso se vuelve un acto de amor.
Descansar es también rebelarse contra un sistema que nos mide por cuánto hacemos y no por cómo vivimos.
Es dejar de cumplir expectativas ajenas para empezar a escucharte a ti.
Es permitirte existir sin justificarte, sin tener que demostrar que vales.
Tu valor no depende de tu productividad.
Tu valor no aumenta cuando haces más, ni disminuye cuando haces menos.
Eres valiosa simplemente por ser.
Por respirar. Por sentir. Por estar vivo.
El cuerpo sabe cuándo necesita parar, pero casi siempre lo callamos con pendientes, con “todavía puedo”, con “ya descansaré el fin de semana”.
Hasta que un día el cuerpo ya no pregunta: exige.
Y nos detiene con dolor, con cansancio, con un vacío que no se llena con nada.
Por eso el descanso no es pérdida de tiempo, es recuperación de vida.
Es un retorno al origen, a ese lugar donde no tienes que esforzarte para ser amada.
Donde la respiración se vuelve oración, y el silencio, compañía.
Así que si hoy no tienes ganas de hacer nada… no hagas nada.
Deja que tu cuerpo se recueste sobre la tierra, que tu mente descanse, que tu alma se acomode.
No te estás quedando atrás.
Te estás reencontrando.
🌙
A veces el verdadero avance ocurre justo cuando te detienes.
Ahí, en ese aparente “no hacer”, la vida vuelve a encontrarte.