25/11/2025
Hoy, 25 de noviembre, me detengo a sentir lo que significa ser una mujer lesbiana en un mundo que tantas veces ha querido hacernos pequeñas, silenciosas o rectas.
Pienso en todas las que han tenido que esconder su amor, su deseo, su historia… para no despertar burlas, amenazas, golpes, correctivos, expulsiones.
Pienso en el miedo que se cuela en lo cotidiano, incluso cuando estamos acompañadas.
Y no es imaginación:
En México, las mujeres lesbianas y bisexuales reportan más violencia que las mujeres heterosexuales. Muchas enfrentan agresiones verbales, físicas, psicológicas o sexuales solo por nombrarse y vivir su orientación. En los últimos años se han registrado cientos de ataques y crímenes de odio contra personas LGBTIQ+, y muchas violencias contra mujeres lesbianas ni siquiera se cuentan: se diluyen, se esconden, se niegan.
Pero hoy no quiero hablar solo del dolor.
Hoy quiero hablar de nosotras.
De cómo, aun con miedo, buscamos amarnos libremente.
De cómo encontrar otra mujer que te mira con ternura también es una forma de resistir.
De cómo nuestras comunidades tejidas desde la rabia, la claridad y el cariño nos sostienen incluso cuando el mundo no lo hace.
Este 25N me abrazo a mí y a todas ustedes.
A las que están fuera y a las que aún no pueden salir.
A las que aman sin permiso.
A las que están sanando heridas que nunca debieron existir.
Que sepamos que no estamos solas.
Que nuestro amor no es peligro: es raíz, es fuerza, es memoria.
Que vivir sin miedo no es un privilegio; es un derecho que seguiremos exigiendo juntas.
Por todas, para todas.