06/03/2020
Imagine que usted es un minero pobre y un día, escavando con las manos, encuentra una pepita de oro. Usted tiene mucha hambre, entonces vende la pepita de oro y con una parte del dinero compra comida y con la otra parte se compra una pala y sigue cavando hasta que encuentra más pepitas de oro. Luego se da cuenta que está harto de ir caminando hasta donde escava y entonces le entran ganas de comprarse una bicicleta, pero en vez de eso hace un esfuerzo extra y se compra una excavadora. Usted sigue caminando, continúa excavando y encuentra más y más pepitas de oro. Ahora quiere comprarse una casa, pero en lugar de ello invierte en más excavadoras y otros equipos. Además, recién se compra una moto para ya no ir caminando. Entonces sigue excavando hasta que encuentra una mina de oro…
Y ahora con una mina de oro usted se compra el carro de sus sueños, la casa que siempre quiso, viaja y, en general, vive como quiere y no como puede…
Ahora piense en otro caso. Piense en un muchacho pobre que va caminando por un descampado y también se encuentra una pepita de oro. Lo primero que piensa el muchacho es que ESO ES SUERTE. Él dice: “que suertudo que soy.” Luego vende la pepita y se compra una bicicleta, se compra ropa y zaz… de pronto no hay pepita, no hay dinero…
La riqueza no es un misterio. Todo consiste en invertir y reinvertir. Los Judíos tienen una frase muy buena que dice “Invierte lo poco, hasta conseguir lo mucho.” La gente que quiere crecer, INVIERTE. La gente que no sabe lo que quiere, se come el capital.
Saludos mis amigos,
estamos