09/09/2025
El cerebro y los intestinos están conectados por una red compleja de comunicación conocida como eje intestino-cerebro. El principal canal de este vínculo es el nervio vago, una autopista de información que lleva señales en ambas direcciones: del cerebro hacia el intestino y del intestino hacia el cerebro. Gracias a esta conexión, emociones como la ansiedad o el estrés pueden reflejarse en molestias digestivas, mientras que el estado del intestino puede influir en nuestro ánimo y en la claridad mental.😲
El llamado “segundo cerebro” se encuentra en el sistema nervioso entérico, una red de millones de neuronas situadas en las paredes del tracto intestinal. Estas neuronas funcionan de manera autónoma y regulan procesos como la digestión, la motilidad intestinal y la liberación de enzimas. Sin embargo, no actúan aisladas: envían señales químicas y eléctricas al cerebro central, lo que influye en la forma en que percibimos el bienestar, la energía e incluso nuestras emociones cotidianas.🧐
Además, la microbiota intestinal desempeña un papel clave en esta conexión. Los billones de bacterias que habitan en el intestino producen neurotransmisores como la serotonina y el GABA, fundamentales para la regulación del estado de ánimo y el sueño. Por ello, cuando la microbiota está en equilibrio, el cerebro recibe mensajes que favorecen la calma y la estabilidad emocional; en cambio, un intestino alterado puede contribuir a problemas como la depresión, el insomnio o la irritabilidad.😉