22/09/2025
"Los ricos no saben lo caro que es ser pobre.."
Esta frase la vi en una publicación de un medio de comunicación, frase que resonó por parte de un vecino que vivió la tragedia de la p**a en el puente de la concordia en Ciudad de México hace dos semanas.
Desigualdad socioeconómica en la atención de la Epilepsia
Brecha de tratamiento y acceso a servicios especializados entre países de ingresos altos y bajos
La epilepsia es una condición neurológica crónica que afecta a 60 millones de personas en todo el mundo, 8 de cada 10 personas con epilepsia viven en países de ingresos bajos y medio, vivir en estos países representa 3 veces mas riesgo de epilepsia. Sin embargo, existen marcadas diferencias socioeconómicas y de acceso a la atención médica entre quienes viven en países de ingresos altos y aquellos que residen en países de ingresos bajos o en vías de desarrollo.
En los países de ingresos altos, las personas con epilepsia suelen tener acceso a sistemas de salud más robustos, medicamentos anticrisis epilépitcas modernos y especialistas como neurólogos pediatras, neurólogos y epileptólogos. Además, existen centros especializados en cirugía de epilepsia que permiten tratar casos complejos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Según un reporte de la Asamblea Mundial de la Salud del 2019, la epilepsia tenía un costo de $ 120 mil millones de dólares anuales, de los cuales 7 de cada 10 dólares se gastan en países desarrollados en donde viven solo el 20% de personas con epilepsia en el mundo. Además, el costo directo de la epilepsia, representa el 45% del total, y el resto, se destina a costos indirectos, esto quiere decir que el costo de epilepsia va más allá de los medicamentos, estudios y valoraciones médicas. Se estima que en promedio los países de ingresos altos destinan $ 11,500 dólares por persona con epilepsia al año, y en países de ingresos bajos es de $ 200 dólares.
Por otro lado, en los países de ingresos bajos y en vías de desarrollo, la realidad es muy distinta. Muchas personas con epilepsia enfrentan barreras económicas, sociales y culturales que dificultan el acceso al diagnóstico y tratamiento adecuado. La pobreza limita la capacidad de las familias para costear medicamentos o consultas médicas, y la falta de infraestructura sanitaria agrava el problema. Agregado a ello, los servicios de alta especialidad se concentran en las ciudades grandes.
El concepto de brecha de tratamiento se refiere a la diferencia entre el número de personas que necesitan tratamiento para la epilepsia y aquellas que realmente lo reciben. Esta brecha es significativamente mayor en los países de ingresos bajos, donde hasta el 75% de los pacientes pueden no recibir tratamiento adecuado. La escasez de neurólogos pediatras y epileptólogos es un problema crítico, pues muchos hospitales carecen de personal especializado para atender a niños y adultos con epilepsia.
En la década de los 90s, había disponible entre 7-8 fármacos para las crisis epilépticas, actualmente contamos con casi 30 diferentes opciones para el tratamiento médico. Sin embargo, a pesar de que siete de cada 10 personas con epilepsia se pueden controlar con medicamentos, no todos reciben el tratamiento adecuado, y gran parte del problema deriva de la falta de acceso y/o surtimiento de medicamentos y la disponibilidad a los medicamentos de última generación, que han demostrado ser tan eficaces como los de generaciones previas, pero con menores efectos adversos, volviéndolos más tolerables para los pacientes.
Además, la falta de centros de cirugía de epilepsia en los países en vías de desarrollo impide que los pacientes con epilepsia refractaria tengan una alternativa terapéutica efectiva. En América latina existe un retraso en la cirugía de epilepsia, para pacientes candidatos, estos varían entre 15 a 20 años, y desafortunadamente muy pocos pacientes tienen acceso a ser referidos a centros de cirugía de epilepsia.
Todo esto contribuye a perpetuar la desigualdad y aumenta el riesgo de complicaciones médicas, exclusión social y estigmatización. Desafortunadamente las personas con epilepsia tienen 3 veces más riesgo de muerte prematura, y si consideramos únicamente a los niños, este riesgo incrementa hasta 6 veces.
Para reducir la brecha de tratamiento y avanzar hacia una atención más equitativa, es fundamental invertir en capacitación médica, infraestructura hospitalaria y programas de concientización. Solo así se podrá garantizar que las personas con epilepsia, sin importar su país de origen, reciban el diagnóstico, tratamiento y apoyo que merecen. Y con ello no solo mejorar la calidad de vida, si no años de vida y años de vida vividos con discapacidad.
Si llegaste hasta aquí ayúdame a que esta publicación se haga viral, para que se gestionen Centros de Cirugía de Epilepsia en México
Claudia Sheinbaum Pardo IMSS ISSSTE Secretaría de Bienestar