02/12/2025
🇮🇹 Noviembre, 2025. Italia acaba de dar un giro decisivo en su legislación penal, el feminicidio fue reconocido como un delito autónomo, con p***s que pueden llegar a cadena perpetua cuando el crimen se comete por motivos de género.
La reforma, aprobada el 25 de noviembre de este año, responde a años de presión social ante una realidad persistente en la que la mayoría de las mujeres asesinadas en el país mueren a manos de sus parejas o exparejas, en contextos de control, violencia y dominación. La medida llega envuelta en una paradoja, al ser impulsada por el gobierno de Giorgia Meloni, identificado por analistas y medios europeos como un gobierno de ultraderecha.
📰 La nueva normativa no solo separa al feminicidio del homicidio agravado, figura con la que hasta ahora se procesaban la mayoría de estos crímenes, sino que reconoce explícitamente los patrones de odio, control, coerción y dominación que distinguen la violencia feminicida. Con la nueva tipificación, el Estado italiano reconoce que el as*****to de mujeres por razones de género no es un hecho aislado ni meramente interpersonal, es parte de una violencia sistemática que se repite con patrones claros.
La ley establece que, cuando se compruebe que la motivación del crimen responde al odio, la discriminación, el control o la coerción contra una mujer por el hecho de serlo, la pena podrá ser prisión de por vida. En casos con atenuantes, la condena oscila entre 15 y 24 años, pero el mensaje político y cultural es contundente, el feminicidio deja de ser invisible en el Código Penal.
👉🏽 Sin embargo, esta reforma también abre preguntas.
La iniciativa surge en un contexto de alto impacto mediático y social. En los últimos años, Italia ha atravesado casos que conmocionaron al país, fortaleciendo la presión ciudadana para que el Estado actúe. Pero el hecho de que la reforma provenga de un gobierno conservador ha despertado lecturas encontradas. Aunque Giorgia Meloni ha presentado la ley como un compromiso auténtico contra la violencia de género, especialistas y organizaciones feministas señalan una contradicción: un gobierno que limita políticas públicas de prevención, educación sexual y derechos reproductivos, ahora impulsa una reforma fuertemente punitiva.
Penalizar con mayor severidad no garantiza, por sí solo, la prevención. Diversas voces advierten que, aunque la cadena perpetua envía un mensaje claro, el castigo no sustituye a la prevención. Sin inversión en educación, protección temprana, capacitación a policías y jueces, refugios y políticas integrales, la ley corre el riesgo de convertirse en una respuesta reactiva, más simbólica que transformadora. La violencia feminicida, recuerdan, no se reduce solo con cárcel, sino con cambios culturales que cuestionen las estructuras patriarcales que la sostienen.
⚖️ Aun con estos límites, la aprobación de la ley italiana representa un avance simbólico y jurídico significativo. Reconoce lo que los movimientos de mujeres han denunciado durante décadas, que los feminicidios no son tragedias individuales, sino consecuencias directas de una cultura que tolera la desigualdad y normaliza el control sobre la vida de las mujeres.
Mientras tanto, la discusión se abre más allá de sus fronteras: ¿qué pesa más en la lucha contra la violencia de género, el endurecimiento de p***s, o la transformación cultural que previene la violencia antes de que ocurra? ¿Y qué significa que un gobierno de ultraderecha capitalice una demanda históricamente construida por los movimientos feministas?
Italia da un paso importante. El reto será que no quede solo en el papel, sino que se traduzca en vidas salvadas y en un país capaz de mirar de frente la raíz de la violencia que ahora busca castigar.