12/09/2025
La depresión es mucho más que “sentirse triste”.
Reducirla a un simple estado de ánimo equivale a invisibilizar la complejidad de lo que vive quien la padece.
Desde una mirada clínica y psicoanalítica, la depresión involucra distintas áreas de la vida psíquica y corporal:
🔹 En lo emocional, no se trata solo de tristeza, sino de vacío, de irritabilidad, de sentimientos de desconexión con los demás y consigo mismo.
🔹 En el cuerpo, se expresa a través de alteraciones en el sueño, en el apetito, en la energía vital, dolores o tensiones sin explicación médica clara.
🔹 En la motivación, aparecen la falta de deseo, la dificultad para iniciar o sostener actividades, incluso aquellas que antes resultaban placenteras.
🔹 En las sensaciones, la vida se percibe “apagada”, con una pérdida del interés, del placer y de la capacidad de disfrutar.
Sigmund Freud describió en Duelo y melancolía cómo la depresión (la melancolía, en sus términos) se relaciona con una pérdida profunda, a veces consciente y a veces inconsciente. No siempre se trata de la pérdida de una persona; también puede ser la pérdida de un ideal, de una parte de uno mismo o de un proyecto de vida.
Horst-Eberhard Richter, un psicoanalista contemporáneo, señalaba que la depresión muchas veces se oculta bajo síntomas corporales, como si el cuerpo hablara lo que la palabra no alcanza a decir.
La depresión, entonces, no es debilidad ni falta de voluntad. Es un padecimiento que toca la identidad, los vínculos y el modo en que el sujeto habita su propio cuerpo.
Por eso es tan importante dejar de reducirla a “échale ganas” o “sé positivo”, y empezar a reconocer que requiere escucha, acompañamiento y tratamiento. En terapia, el trabajo no es forzar la alegría, sino dar espacio al dolor, ponerle palabras y descubrir nuevas formas de estar en el mundo.