Psic. Guillermo Flores López

Psic. Guillermo Flores López Especialista en Terapias Psicosociales

Fomentemos un mejor nivel afectivo, cognitivo y conductual.

01/08/2024
15/07/2024

REESCRIBIR LA REALIDAD.
“Sólo los id**tas creen en la realidad del mundo, lo real es inmundo y hay que soportarlo”, aseguró Jacques Lacan.
Nuestra realidad es psíquica, se trata de un enlace entre lo real, lo imaginario y lo simbólico que nos determina. Esto hace que cada mirada, cada opinión que proferimos sea tan subjetivo y original como lo somos nosotros.
Por eso es difícil ponerse de acuerdo. Puede resultar un esfuerzo enorme respetar la perspectiva del otro. Realmente el que cree que tiene la verdad al opinar es un id**ta. Claro, también es lo que suele creer alguien del otro que no piensa igual que uno.
Si configuramos las cosas como lo hacemos, es porque lo real suelto, sin el soporte en los otros registros, es inmundo, no es algo de nuestro mundo simbólico, y adquiere un carácter insoportable. Encima lo imaginario muchas veces no ayuda.
Es notable cómo el análisis permite desinflar lo imaginario, cómo el yo deja de rechazar lo insoportable como acostumbraba a hacerlo, lo que llevaba a tornarlo en algo aún más difícil de tolerar al trocarlo en síntomas. El análisis permite que las determinaciones inconscientes, cargadas de goce, se desprendan.
Nuestra realidad es algo que llevamos escrito. Y suele ser bastante estúpida.
Poner a trabajar el inconsciente implica que se descifre para que algo se reescriba. El analista como soporte es una suerte de cuaderno en blanco donde podemos realizar nuestro trabajo. A medida que se escribe cambia la realidad con los movimientos que se van produciendo en los diferentes registros que nos permiten dar cuenta de la misma. La ventana nos va mostrando otros horizontes a medida que atravesamos nuestro fantasma fundamental.
No se trata de cambiar lo real. Sino de poder soportarlo, de poder arreglársela con eso. Saber-hacer es el sintagma que da cuenta de un arreglo diferente.
También esto se pone a prueba en los tiempos que corren.

*Luis Darío Salamone /Psicoanalista de la EOL

14/07/2024

No hay sentido objetivo de la vida, más que el devenir constante de la misma...

"Los siete YOES"En la hora más quieta de la noche, cuando comenzaba a dormirme, se reunieron mis siete YOES y conversaro...
14/03/2024

"Los siete YOES"

En la hora más quieta de la noche, cuando comenzaba a dormirme, se reunieron mis siete YOES y conversaron quedamente, así:

Primer YO: Aquí, en este loco, he morado todos estos años sin hacer otra cosa que renovar su dolor durante el día y recrear su tristeza por la noche. No puedo soportar más tiempo mi destino, y ahora mismo me revelare.

Segundo YO: Hermano, tu suerte es mejor que la mía, porque a mí se me asignó ser el YO alegre de este loco. Yo río su risa y canto sus gratas horas, y con piés tres veces alados danzo sus más claros pensamientos. Soy yo quien debería revelarse contra mi fatigosa existencia.

Tercer YO: ¿Y qué de mí, la cabalgadura del YO amoroso, la flamante antorcha de la pasión salvaje y de los fantásticos deseos? Soy yo, el YO enfermo de amor, quien debería revelarse contra este loco.

Cuarto YO: Entre todos vosotros, yo soy el más desdichado, porque me tocó ser la esencia del odio y del rencor destructivo. Es a mí, el YO tempestuoso, el nacido en las oscuras cavernas del in****no, quien debería protestar de seguir sirviendo a este loco.

Quinto YO: No, soy yo, el YO pensador, el YO imaginativo, el YO de hambre y de sed, el condenado a vagar sin reposo en búsqueda de lo desconocido y de cosas aún no creadas; soy yo y no vosotros quien debería revelarse.

Sexto YO: Y yo, el YO trabajador, el humilde operario, el que con manos hábiles y ojos anhelantes, transformo los días en imágenes y doy a los elementos amorfos formas nuevas y eternas. Soy yo, el solitario, quien debería revelarse contra este inquieto loco.

Séptimo YO: Qué extraño que todos quisierais rebelaros contra este hombre, porque cada uno de vosotros tiene una preordenada misión que cumplir. ¡Ah! ¡Ojalá pudiera ser como vosotros, un YO con un determinado destino! Pero soy el YO que nada hace, el YO que está en el silencio, vacío en ninguna parte y en ningún tiempo, mientras que vosotros estáis ocupados creando de nuevo la vida. ¿Soy yo, o sois vosotros, vecinos, quien debería revelarse?

Cuando el séptimo YO hubo hablado, los otros seis lo miraron con piedad y nada más dijeron; y cuando la noche se hizo más profunda, uno tras otro se fueron a dormir envueltos en una nueva y feliz sumisión.

Pero el séptimo YO permaneció en vela, mirando a la nada, que está detrás de todas las cosas.

"El genio Libanés👉 Gibran kahlil Gibran"

Perderse puede ser una aventura más que un drama, puede sonar paradójico. Ya que no lo vemos rentable, ni cómodo, ni muc...
14/03/2024

Perderse puede ser una aventura más que un drama, puede sonar paradójico. Ya que no lo vemos rentable, ni cómodo, ni mucho menos vemos sencillo salir de esa encrucijada del encuentro y el extravío.

Pero perderse es una forma de encontrarse, a veces la única, ya que siempre que nos atrevemos a escucharnos y a sentirnos en un camino sin coordenadas, las respuestas pueden surgir, las cuales, la agonizante, rígida y falsa cordura nunca podrá darnos.

Pues, tal como nos lo menciona Antón Chéjov: "Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos".

Para tomar en cuenta... 👇😉👉👊🌱🌞✨
14/03/2024

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14/03/2024

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"La integración del yo en la senectud"...Si consideramos al yo como la instancia del aparato psíquico que tiene que equi...
14/03/2024

"La integración del yo en la senectud"...

Si consideramos al yo como la instancia del aparato psíquico que tiene que equilibrar tanto los imperativos provenientes del ello como las exigencias del superyó y de la realidad; y que, además, tiene que poner en marchar una serie de mecanismos defensivos para aliviar la angustia, podemos llegar a la conclusión de que el envejecimiento, por sus características biopsicosociales, representan una amenaza para la integridad y el buen funcionamiento del yo. Jung postulo que el proceso de individuación, es decir de integración de diversos aspectos de la mente previamente desconocidos o inconscientes, es una tarea psicológica con la que el ser humano debe enfrentarse durante la segunda mitad de la vida.

Vemos que durante la vejez es frecuente observar estados de regresión; ésta puede ser entendida como una serie de fenómenos en los que predominan las fuerzas inconscientes con la reaparición de etapas previas del desarrollo y de mecanismos de defensa primitivos. El predominio de las fuerzas inconscientes corresponden con frecuencia a un estado de aislamiento del yo con respecto a los estímulos externos, en respuesta al estrés y a las pérdidas que acompañan el proceso de envejecimiento. Estás fuerzas inconscientes adquieren mayor vigor por la declinación de las capacidades de síntesis y de integración. Al mismo tiempo, los mecanismos defensivos maduros son menos efectivos y hacen su aparición defensas primitivas.

Desde una perspectiva psicológica del self, hay autores que aseveran que aun en las personas cuyo self es sano y cuya autoimagen es realista el cortejo de experiencias relacionadas con la vejez (declinación de funciones, restricciones económicas, y de roles, disminución de la sexualidad ge***al y del atractivo físico, etc.) puede tener efectos negativos en el self y en el sistema de regulación de la autoestima. El problema esencial que encontramos en la vejez está representado por estos retos, a los que se somete el self, y por las consiguientes amenazas a la autoestima. La magnitud de las reacciones ante la perdida de una función, depende del grado de importancia que se había atribuido a dicha función.

Para preservar el self amenazado, el anciano recurre a diversos mecanismos que, en general, son intentos por restituir la autoestima. Por ejemplo la reminiscencia, no solo tiene por finalidad asegurar la continuidad con el pasado, sino también recrear una época en la que se sentía digno de estima y poseedor de vitalidad y competencia. Para individuos cuyo self es frágil, con una autoestima basada en ilusiones de omnipotencia y cuyos roles y relaciones estaban al servicio de la gratificación de necesidades narcisistas, las amenazas y agresiones propias de la vejez representan un gran desafío.

Erik Erickson en sus ocho edades del hombre, considera el desarrollo del hombre como un continuo que abarca toda la existencia, desde el nacimiento hasta la muerte. Se trata, por tanto, de un proceso evolutivo, basado en una secuencia de hechos biológicos, psicológicos y sociales, donde en cada una de las fases del desarrollo el individuo debe afrontar y dominar un problema fundamental o dilema, dado por dos fuerzas contrarias (crisis) que exigen una solución o síntesis; es decir, cada crisis exige una solución. Del éxito o fracaso de esta solución o síntesis depende que el individuo pueda pasar de una fase a la siguiente. Vistas así, las fases del desarrollo están en constante movimiento: un individuo nunca tiene una personalidad, siempre está volviendo a desarrollarla.

Segun Erickson se pasa de una fase a la siguiente cuando se está preparando biológica, psicológica, socialmente y cuando la preparación del individuo coincide con la preparación social. En las fases del desarrollo que nos plantea hay tres variables principales: 1) las leyes internas del desarrollo que, como los procesos biológicos, son irreversibles; 2) las influencias culturales que establecen límites de desarrollo y que favorecen ciertos aspectos de las leyes internas a expensas de otros, y 3) la forma individual de reaccionar y el modo peculiar de manejar cada uno su propio desarrollo, en respuesta a lo que la sociedad exige. De está manera destaca el papel del yo como agente de las relaciones con la sociedad, y como instancia integradora dentro del desarrollo. Este poder de integración del yo establece puentes entre las etapas y les da continuidad.

Para resumir estás fases del desarrollo, vemos que la infancia, la niñez y la adolescencia abarcan las primeras cinco fases y en ellas se adquiere: 1) el sentido de la confianza básica; 2) el sentido de la autonomía; 3) El sentido de la iniciativa; 4) el sentido de la industria, y 5) el sentido de la identidad. Las últimas tres fases son las de la adultez, donde adquirimos: 1) el sentido de la intimidad; 2) el sentido de la generatividad, y 3) el sentido de la integridad. La "octava edad del hombre" constituye la culminación de las anteriores y su síntesis se alcanza solo si se han atravesado adecuadamente las etapas anteriores; es decir, si se ha logrado sintetizar o resolver los problemas fundamentales propios de cada una de las fases. La integridad del yo que caracteriza la última fase del ciclo vital solo la alcanza, dice Erickson, el individuo que de alguna forma ha cuidado de cosas y personas y se ha adaptado a los triunfos y las desilusiones inherentes al hecho de ser generador de otros seres humanos o el generador de productos o ideas. Considerando estas experiencias con relación en el orden del mundo y en sentido espiritual.

La integridad del yo significa además que el individuo ha aceptado también que su existencia tiene fin y que pronto terminará. Implica necesariamente un sentido de sabiduría y una filosofía de vida que vallan más allá del ciclo vital individual y que están relacionados directamente con el futuro de nuevos ciclos de desarrollo. La persona que ha alcanzado la integridad del yo siempre está lista para defender la dignidad de su propio estilo de vida contra toda amenaza externa. En realidad, la integración yoica se va preparando a lo largo de la existencia; es una integración acumulada. Cuando no se ha logrado al final de la existencia, se teme a la muerte y no se acepta el único ciclo de la vida como lo esencial de la existencia. Aparecen entonces la desesperación y el disgusto, porque ahora el tiempo que queda es corto, demasiado corto para intentar vivir otra vida y para probar caminos alternativos para otra integridad. Está desesperanza con frecuencia está oculta por muchas pequeñas sensaciones de malestar. En cambio, la integridad yoica implica una integración emocional que permite la participación y la aceptación de la responsabilidad.

La integridad, dice Erickson, es la seguridad que obtiene el yo de su inclinación al orden y al significado (una integración emocional fiel a los portadores de imágenes del pasado y dispuesta a tomar, y esencialmente a renunciar, al liderazgo en el presente). Es la aceptación de un ciclo vital único y propio, y de las personas que han llegado a ser significativas para él, como algo que inevitablemente tenía que ser así y que no admite sustituciones. Significa, pues, una manera nueva y diferente de amar a los demás, sin desear que hayan sido diferentes, y una aceptación del hecho de que uno es responsable de su propia vida. La integridad, en suma, y como lo advierte Salvarezza, significa la aceptación de un proceso del cual el sujeto parte y que, proviniendo del pasado, se extiende a un futuro que lo trascienda.

14/03/2024

Imagina a la historia de Job como un intrincado baile cósmico entre la divinidad y la humanidad, donde los pasos de cada uno a veces chocan en un torbellino de preguntas sin respuestas. Job, en su agonía, se convierte en el solitario bailarín de esta danza celestial, luchando contra la armonía perdida entre su alma y el universo. Solo cuando se rinde a la música del destino, sacrificando su propio entendimiento en el altar de la fe, puede alcanzar una especie de reconciliación con el misterio divino. Es un drama épico donde la rendición se convierte en el último paso hacia la comprensión, y donde el sacrificio del ego abre las puertas a una nueva armonía entre el hombre y lo trascendente.

"El amor desde la necesidad de apoyo mutuo".Debemos considerar que el amor es una relación que promueve sensaciones de f...
14/03/2024

"El amor desde la necesidad de apoyo mutuo".

Debemos considerar que el amor es una relación que promueve sensaciones de felicidad, de orgullo y de bienestar en la persona que ama, pero funciona como un espejo, ya que, las sensaciones placenteras no se producen directamente, sino como resultado de conductas y actitudes en beneficio del ser amado, donde se procura su bienestar. Las sensaciones placenteras las recibimos al ver los resultados positivos de nuestras acciones en aquella persona a la que dedicamos nuestros esfuerzos. Actuar en beneficio del ser amado implica cuidarlo, para su pleno desarrollo, pero con esto no debemos limitarlo por temores personales. Actuar en beneficio del ser amado entraña ayudarlo a resolver problemas, y nunca a resolverlos.

Es importante comprender y apoyar al ser amado cuando enfrenta problemas y dificultades, donde la paciencia y tolerancia son básicas en la relación amorosa, sin embargo, tolerar malos tratos, derivados de la causa que sea, es inaceptable en una relación amorosa. Actuar en beneficio del ser amado comienza por el respeto a uno mismo, se debe acompañar, tolerar y apoyar al ser amado en situaciones donde se requiere superar obstáculos y procesar frustraciones, pero nunca se debe convertir en el receptáculo de esas frustraciones. Actuar en beneficio del ser amado consiste en respetar sus gustos, criterios e ideas. Respecto a alguna situación que nos cause malestar, debemos fijarnos un propósito, y éste debe ir orientado a sustituir una conducta o actitud de control/sometimiento por una conducta o actitud en beneficio del ser amado.

Para lograr ésto, se requiere del apoyo mutuo, la recordación benévola del otro cuando se falla en lo que se habían propuesto. No debe olvidarse que, con frecuencia, los cambios solicitados representan modificaciones de costumbres muy arraigadas que, incluso, nunca antes persona alguna había cuestionado. Por eso ambos deben manifestar benevolencia en las correcciones, humildad al recibirlas y una gran dosis de paciencia.

Cuando empieza el encuentro de tal cual son, habra comportamientos del otro que fastidien o se consideren inadecuados. Una discusión franca sobre el asunto puede dar lugar a un acuerdo de trabajar sobre ese punto. Quién identifique la deficiencia en el otro puede señalársela y brindarle su ayuda para superarla, y quién la sufra puede aceptar el ofrecimiento de la pareja para corregir esa falla. Parte fundamental de la vida en pareja es el perfeccionamiento que pueden lograr cuando existe la voluntad de apoyarse mutuamente. Es obvio que lo antes mencionado solo es posible cuando los dos comprenden que ambos tienen imperfecciones, y no por maldad o por sevicia, sino porque son seres humanos. Cuando ambos reconocen y respetan la imperfección propia de la humanidad, entonces pueden proponerse crecer y perfeccionarse, cada uno con la ayuda del otro, para enriquecer la unión de ambos.

Para llegar a una comunicación significativa, cada persona tiene que atender con respecto las declaraciones del otro, escucharlas desprevenidamente y, si es necesario, pedirle aclaraciones o una ampliación de lo dicho para así lograr una mejor comprensión. También es legitimo expresar la propia extrañeza ante una información que parece contradecir lo que se había tenido como cierto. Lo que no es adecuado es poner en duda lo que el otro dice o calificarlo como una mentira o falsedad, porque el respeto para la pareja exige otorgarle plena validez a sus afirmaciones. Puede darse el caso de que la afirmación que uno de los dos pone en duda corresponda a un punto que incluso el otro no tiene claro para sí mismo y que, por ello, lo hubiera expresado de una manera inadecuada. Si la conversación se ha llevado con altura y se caracteriza por el respeto mutuo, los cuestionamientos revelarán esa confusión y entre ambos podrán desenredar el asunto.

Evidentemente todo esto supone que ambos están vivamente comprometidos con la relación de pareja y que, por ese mismo compromiso, tienen toda la intención de comunicarse con honradez y veracidad. Si no es este el caso, lo mejor sería que dejemos de ilusionarnos y demos por concluida la relación. Puede parecer cliché, pero hay una verdad indiscutible, una relación sólida no se puede construir sobre la mentira y el engaño. Comprendido ésto, el encuentro de pareja en su verdadera dimensión, debe producir un cambio profundo en la relación, incluyendo una redefinición de la forma en como orientamos el amor.

Ante las posturas derrotistas que adoptamos, siempre tendremos el papel principal para crear un cambió, no de la circuns...
13/03/2024

Ante las posturas derrotistas que adoptamos, siempre tendremos el papel principal para crear un cambió, no de la circunstancia, pero si del significante que le atribuimos a las mismas...🌱🌞

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