20/10/2025
«¿Puerquito?» dijo Pooh.
«¿Sí?» dijo Puerquito.
«Tengo miedo», dijo Pooh.
Por un momento hubo silencio.
«¿Quieres hablar de ello?» preguntó Puerquito, cuando Pooh no dijo nada más.
«Tengo tanto miedo», soltó Pooh.
«Estoy tan ansioso. Porque no siento que las cosas estén mejorando. Es más, siento que podrían estar empeorando. La gente está enojada, porque tiene miedo, y se están volviendo unos contra otros, y no parece haber un plan claro para salir de aquí, y me preocupo por mis amigos y las personas que amo, y desearía tanto poder abrazarlos a todos, y ¡oh, Puerquito! Tengo tanto miedo, y no puedes imaginar cuánto desearía que no fuera así.»
Puerquito se quedó pensativo, mirando el azul del cielo que se asomaba entre las ramas de los árboles en el Bosque de los Cien Acres, y escuchó a su amigo.
«Estoy aquí», dijo, sencillamente. «Te escucho, Pooh. Y estoy aquí.»
Por un momento, Pooh se sintió desconcertado.
«Pero… ¿no me vas a decir que no sea tan tonto? ¿Que deje de ponerme así y que me calme? ¿Que es difícil para todos ahora mismo?»
«No», dijo Puerquito, con mucha decisión. «No, no voy a hacer ninguna de esas cosas.»
«Pero…» dijo Pooh.
«No puedo cambiar el mundo ahora mismo», continuó Puerquito. «Y no voy a tratarte con frases hechas sobre que todo estará bien, porque no lo sé.
«Lo que sí puedo hacer, Pooh, es asegurarme de que sepas que estoy aquí. Y que siempre estaré aquí, para escucharte; para apoyarte; y para que sepas que te escuchan.
«No puedo hacer que esos sentimientos ansiosos desaparezcan, no de verdad.
«Pero sí puedo prometerte que, mientras tenga aliento en mi cuerpo… nunca tendrás que sentir esos sentimientos ansiosos solo.»
Y fue algo extraño, porque incluso mientras Puerquito decía eso, Pooh pudo sentir que algunos de esos sentimientos ansiosos empezaban a aflojar su agarre sobre él y uno o dos empezaban a deslizarse hacia el bosque, amedrentados por su amigo, que estaba allí, firme, a su lado.
Pooh pensó que nunca había estado tan agradecido de tener a Puerquito en su vida.