10/07/2018
El poder de la luz LED conquista el mundo de la belleza.
Antiarrugas, para combatir el acné... Son muchos los tratamientos que se aprovechan de sus beneficios.
Las nuevas tecnologías no paran de aplicarse al mundo de la belleza. ¿Las últimas en llegar? Las luces LED, cada vez más empleadas en multitud de tratamientos. Te acerca a ellas, para que las conozcas a fondo nuestra colaboradora, Meritxell Martí, quien nos cuenta con detalle sus usos en el mundo de la estética.
Partimos de que la piel es sensible a la energía lumínica, y mucho hemos oído hablar de los efectos de la tecnología láser e IPL, en los que también se utiliza la dicha energía. La tecnología de la luz visible LED tiene acción directa sobre la piel, con diferentes acciones dependiendo del color que emitan (este color viene determinado por las diferentes longitudes de onda). Es la llamada terapia fotodinámica.
Las acciones y usos más conocidos son los de la estimulación de la producción del colágeno, mitigar el acné y disminuir la inflamación y congestión de la piel, dependiendo del tipo de terapia y la longitud de onda. Los primeros estudios de terapia por LED fueron desarrollados principalmente en la NASA, en sus investigaciones para conseguir hacer crecer plantas en el espacio. Durante estos estudios se observó la eficacia de la luz en los tejidos del cuerpo, sobre todo en la curación y reparación de daños.
-Los LED rojos estimulan los fibroblastos para producción de colágeno y renovación celular, por lo que a su vez son una buena acción como antiarrugas, para mitigar el daño solar, para las estrías... La piel rejuvenece, se ve más radiante y mejora en apariencia, textura, hidratación y firmeza.
-Los LED azul actúan deteniendo el desarrollo de las bacterias responsables del acné. Otro tipo de LED como el ámbar es eficaz para la rosácea, disminuye la rojez y la inflamación.
Generalmente, el protocolo de actuación es de seis semanas de tratamiento y, luego, un mantenimiento. Dependiendo del aparato que se utilice y la potencia, el tiempo de exposición será muy variable, de 5 minutos a 100 minutos. La frecuencia es también variable dependiendo del tratamiento a seguir.
A diferencia de los tratamientos láser e IPL, la luz LED es una luz visible que no calienta la piel ni provoca dolor, aunque es recomendable proteger los ojos si se usa la luz directa en forma de lámpara. Si se usan los aparatos para uso doméstico en los que se usa la lámpara directa sobre la piel, no es imprescindible el uso de gafas.