23/07/2025
Poner límites no es ser egoísta, es ser valiente.
Poner un límite es una declaración de amor propio. Es decir: “esto soy yo, esto necesito, y esto no voy a permitir”. No se trata de rechazar a los demás, sino de aprender a habitar nuestras propias fronteras con dignidad y claridad. Muchas veces, el miedo al rechazo, la culpa o la costumbre de complacer nos hace callar lo que nos incomoda. Pero cuando decidimos hablar, cuando nombramos lo que ya no estamos dispuestas a cargar, estamos ejerciendo un acto profundo de valentía.
Ser valiente no es gritar ni imponer, es sostener con firmeza nuestras decisiones incluso cuando eso implique decepcionar a otros. Porque poner límites no es un acto contra alguien más, sino un acto a favor de nuestra salud mental, emocional y física.
El egoísmo es tomar sin considerar al otro; poner límites es cuidarse sin dejar de ver al otro como humano. Es construir relaciones más honestas, menos basadas en el sacrificio silencioso y más en el respeto mutuo.
Cada límite que ponemos es una puerta que se cierra al maltrato, a la confusión, al desgaste… y una que se abre al cuidado, a la coherencia y al amor propio. Porque solo quien se respeta puede enseñar a otros a respetarle. Y eso, aunque duela, es un acto profundamente valiente.
¡Cada vez somos más!
Atrévete y asiste a terapia.
́loga