05/07/2017
La enfermedad de mi padre, paranoia, dejó huellas en mi, no podía ser de otra manera. De niña conviví con su dolor, angustia y sufrimiento que eran en ocasiones intolerables para él y difíciles de entender y digerir para mi. Ver a mi papá en tales condiciones sembró en mí el deseo de ayudarlo, yo anhelaba lograr que se sintiera mejor. Definitivamente esto influyó en mi decisión de estudiar psicología. Era simple, yo quería ayudar a personas y familias, que estuvieran padeciendo como él, a estar mejor.
Pero la experiencia te confronta con una realidad cruda, en patologías graves es limitado lo que se puede hacer por los pacientes. Resulta entonces muy atractiva la idea de trabajar con niños. Cuántas complicaciones, angustias, problemas, en fin dolor y sufrimiento les podría yo ahorrar a mis pacientes si atendía niños. Pero la experiencia me volvió a confrontar con la realidad. En neurosis hay mucho por hacer con los niños, no me queda duda de que su andar por la vida se vuelve mas armónica, al conocer a sus monstruos internos logran aplacarlos y esto les permite tener mejores vínculos, vivir mas tranquilos, con menos angustias, meterse en menos problemas, desarrollarse con mayores capacidades creativas y reparadoras. Es maravilloso ver cómo conflictos logran entenderse, y presenciar cómo el trabajarlos le permite a ese chiquito, a esa chiquita florecer, pudiendo hacer uso de los recursos que antes estaban opacados.
Sin embargo, con trastornos graves, aún si llegan pequeños a tratamiento ya es tarde, uno quiere poder hacer más por ellos, uno sabe que se hubiera podido hacer más con una intervención temprana. De ahí surge el interés de trabajar con bebés en riesgo y sus familias, para prevenir patologías graves.
Pero al internarme en el interesantísimo trabajo con el vínculo temprano descubrí que hay gran necesidad de apoyo, contención, orientación, terapia del vínculo temprano etc. no sólo en casos de patología grave. La experiencia de ser madre y/o padre es compleja. Aunque nuestra sociedad tiende a idealizarla y a negar sus aspectos complicados, éstos ahí están en cada historia: angustias, incertidumbre, agotamiento, ambivalencias, demandas, renuncias, cambios, presiones, expectativas, frustraciones, exigencias… por supuesto a la par que la felicidad, esperanzas, ilusiones, amor, deleite, gozo, sorpresa, entusiasmo, enamoramiento, dedicación, disponibilidad, etc. Todo esto resulta ya de por sí un torbellino que no deja inmunes a sus participantes. Pero además en ocasiones existen situaciones que complican aún mas la situación, puede ser desde una indicación médica de “dejen llorar al bebé toda la noche” que divide a los padres ya que uno opina que ese es el camino y el otro opina que no, o la angustia que puede invadir a la madre y/o al padre de un bebé con reflujo, ansiedad frente a un bebé que llora mucho, preocupación e impotencia cuando un bebé no acepta alimento sólido, incertidumbre y desesperación frente a un bebé que duerme poco, la angustia que genera un bebé que se priva, otras veces llegan padres que sufrieron la situación traumática de que su bebé tuviera alguna enfermedad o intervención complicada, pero a pesar de que el bebé ya esté bien físicamente se vinculan con él desde esa angustia y temor lo que empieza a generar síntomas, o a veces el bebé sigue teniendo alguna condición que compromete su salud física. ¿Cómo vincularse con ese bebé sin que todo quede permeado por la angustia y sobreprotección? Hay bebés que presentan cuadros alérgicos graves, dermatitis, asma donde suele haber un componente emocional que complica la situación física, y es importante abordarlo. Otras veces simplemente requieren una orientación de cómo manejar la entrada a la guardería, o los celos de la hermanita o hermanito mayor, o requieren esclarecimiento pues se encuentran desconcertados ante la “mamitis” que aparece de repente…
Cada vez que me enfrento con una familia que necesita este tipo de apoyo vibra en mi el deseo de ayudar a que el presente de esa familia sea mejor lo cual impacte en que el futuro de ese bebé sea mejor y compruebo cuán valioso resulta en estos casos una intervención temprana que aborde el conflicto, por pequeño que sea desde su inicio, acompañando a los padres, conteniendo sus angustias y entendiendo el origen del síntoma. Dicha intervención previene que se vaya complicando más y más la situación y por lo tanto el desarrollo del bebé y del vínculo.
Por esto es mi pasión llegar a las familias que necesitan este apoyo, por eso en Ixaya pretendemos, acompañarlos en este tan delicado y vital momento y marcar una diferencia en sus vidas. Si crees que un apoyo acompañamiento, terapia, orientación etc. te vendría bien no dudes en llamarnos, estamos para apoyarte.