10/09/2025
DÍA INTERNACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO 🤮
Hoy que se habla de la prevención del suicidio, pareciera que lo único que importa es desaparecer los pensamientos y las conductas suicidas, como si fueran un error o algo malo en sí mismos. No se quiere ver que, muchas veces, estos pensamientos aparecen como la única forma que encontramos para regular nuestra vida, para sobrellevar lo insoportable.
Claro, no es la única manera… pero muchas veces es la que tenemos. Y en lugar de acercarse con cuidado y cariño a entender qué significa para nosotros pensar o actuar así, lo primero que se intenta es quitárnoslo. Nos quieren quitar la única herramienta que sentimos que nos ayuda a sobrevivir.
Y entonces yo me pregunto: ¿esto es estar a favor de la vida? Porque lo que veo es un sistema que no está a favor de la vida, sino nada más de los signos vitales. Como si estar vivo fuera solo que el corazón lata o que los pulmones respiren. Pero estar vivo es mucho más que tener los signos vitales en orden.
La prevención del suicidio suele enfocarse en borrar, en callar esas estrategias que en el fondo son de gran inteligencia y sabiduría, porque nos nacen para sobrevivir, para seguir, aunque sea con lo mínimo. Nadie nos deja el espacio para comprender de verdad nuestra situación, y entonces se nos arranca lo único que teníamos.
Yo no veo al suicidio como cobardía ni como valentía. Es mi respuesta ante el desafío. Son los recursos con los que cuento en este momento. Y si alguien me escuchara de verdad, con paciencia, podría darse cuenta de que los pensamientos o conductas suicidas no son el problema en sí, sino la puerta a algo más grande: a la posibilidad de entender qué me está pasando y qué me tiene tan abrumado.
Porque sí, para otros mi problema puede ser “sencillo”, pero para mí no lo es. Si alguien pudiera entender eso, si pudiera respetar mi manera de vivirlo, tal vez podríamos ir aclarando poco a poco, paso a paso, las situaciones que me tienen atrapado.
Y también está el otro lado: no siempre el suicidio tiene que ver con lo que me pasa en este momento. Muchas veces tiene que ver con un sentimiento que me ha acompañado toda la vida. Ese sentir de que no valgo nada, de que no sirvo, de que soy una cosa. Un sentimiento que nació en mis primeros años, en la forma en que me trataron, en la manera en que me agredieron física, emocional o sexualmente.
De ahí aprendí a verme como basura, como escoria. Y entonces no importa si estoy bien o mal ahora, porque tarde o temprano regresa esa voz que dice: “no mereces estar vivo”. Y cuando los pequeños placeres o las distracciones no alcanzan, cuando el ayudar a otros ya no llena, ese sentimiento vuelve con toda su fuerza.
Eso es lo que muchos cargamos. Y la pregunta es: ¿quién quiere escuchar esto? Porque parece que nadie. No quieren escuchar el fondo, no quieren escuchar el dolor. Solo quieren borrar los pensamientos y las conductas suicidas.
Dr. Mauricio Addif
Psicoterapeuta, Conferencista y Escritor.