14/11/2023
Estimados pacientes:
Todos hemos vivido este acontecimiento de diversas maneras. Algunos hemos perdido cosas, algunas materiales y otras intangibles.
Me han contactado desde los que perdieron todas sus posesiones, hasta los que se quedaron, como en nuestro caso, sin nuestra forma habitual de sustento; así como también aquellos que perdieron a algún ser querido. Una de las colaboradoras de mi esposa, murió aplastada junto con sus tres hijos durante el huracán y como éstas, hay miles de historias que con los días han ido saliendo.
Desde esa mañana cuando salimos a ver que había quedado de nuestra recién creada “normalidad” posterior a la pandemia y ahora completamente devastada por el poder de la naturaleza, comenzamos a sentir lo insignificantes y vulnerables que somos ante ese poder. Caminé por varias calles y fui encontrándome con personas con la expresión de incredulidad y miedo caminando literalmente como zombies entre los árboles arrancados, postes, vidrios, tinacos, paneles, muebles y cientos de objetos personales que seguramente eran parte de la historia de alguien.
Conforme fueron pasando los días, varias emociones se han ido entrelazando: miedos, impotencia, frustración, coraje, vulnerabilidad, incertidumbre y todas las que cada quien le pueda agregar. Fuimos valorando algunas cosas que estábamos acostumbrados a disfrutar y que, al pasar de los días, veíamos como nos afectaba no tenerlas, la energía eléctrica, el agua, la comida, nuestras formas de comunicación, etc. Y se fue agregando una de las mas fuertes, nuestra seguridad. Fuimos sintiendo como la falta de ésta, se acercaba cada día más, vimos y sentimos como la situación se comenzaba a complicar, y no sabíamos cuándo y cómo se iba a controlar. Vimos como saqueaban tiendas, plazas y almacenes, hasta lugares que no pensamos que pudieran sumarse a estas listas, bancos, farmacias, agencias de autos, y en general cualquier establecimiento que pudiera ser atracado, ya que no existía ninguna autoridad que pudiera poner freno a esta rapiña, al contrario, hubo quienes hasta la alentaron.
Este escenario desgarrador y que parecía de las películas más trágicas de desastres naturales de Hollywood era simplemente nuestra actual y cruda realidad.
Las noticias falsas, la información a modo que los políticos utilizaron sin el menor recato y respeto por las víctimas, nos hacía experimentar aun más desamparo. Algunos salimos de la ciudad a los días, otros no tuvieron esa oportunidad o simplemente así lo decidieron y se quedaron; nadie debe juzgar ya que cada uno estaba tratando a su modo, de resolver la crisis a la que cada familia se estaba enfrentando.
A los días comenzaron a aparecer los “fuertes” los que, con frases alentadoras, y positivas, trataban de inspirar a los demás. Otra vez ese positivismo mágico que tanta frustración genera una vez que la persona se estrella de frente, desfigurándose el rostro al chocar con la realidad que no sabe de frases motivacionales. Algunos desde el autoconvencimiento de que las cosas tienen que mejorar obviamente, hasta algunos que a través de las redes sociales y desde otra ciudad donde no tienen acceso a la realidad que muchos estábamos viviendo en ese momento.
Algunos posteando “vamos Guerrero”, “nadie nos detendrá”, “somos guerreros y saldremos adelante”, “nos haremos más fueres”, etcétera, son algunas de las cientos de frases que, como aplicación para retocar fotografías, la gente compartía y utilizaba en sus chats y redes, pero que una vez llegada la obscuridad de nuestras noches en un agobiante silencio y a la luz de velas o lámparas de baterías nos volvía a abrazar el miedo y la desesperanza, pero ahora con la culpa de sentirnos vulnerables al final del mismo día que habíamos alardeado que “seguíamos en pie”; y que “acapulco puede con eso y más” porque de pronto nos convencieron de que sentir miedo, tristeza, desesperanza, desamparo, ansiedad e incertidumbre son emociones de personas poco “fortalecidas”.
Pero quiero decirles, que no hay nada más humano que experimentar justo todas estas emociones contradictorias y que si no las aceptamos y afrontamos, jamás estaremos en posibilidades reales de una recuperación genuina.
No es que esté en contra de tener pensamientos “positivos”, al contrario, ser “fatalista” o “negativo” no ayuda a una recuperación completa, pero hay tiempos y formas. Y estos son los que el “Pensamiento mágico pendejo” jamás considera. Recuerden que antes de ser positivos, hay que tener donde vivir y qué comer.
Por todo lo anterior, quiero expresarles que los entiendo, de verdad los entiendo y que no existe nada de malo en sentir miedos o desamparos. ¿nos vamos a recuperar? Claro, estoy seguro de eso. Pero es perfectamente natural irse a la cama con miles de dudas y de frustración. No crean ni por un segundo que le están fallando a la amiga o al amigo que todo el día publicó frases motivadoras en memes con el fondo de la puesta del sol en acapulco.
No está mal sentirse mal y para cuando sea tiempo y exista la forma, aquí estaremos para acompañarlos en una recuperación desde nuestros miedos y no desde esa falsa sensación que nos han vendido de que no es de “fuertes” o de “guerreros” sentir desesperanza.
La verdadera naturaleza humana contempla todas las emociones y cada una de éstas, tiene un objetivo fundamental en nuestra existencia. No podemos ir por la vida vendiendo o comprando la ridícula y estúpida idea de que siempre tenemos que estar bien, positivos, en crecimiento y en competencia para alcanzar niveles de éxito y prosperidad que dictan las leyes del universo de la atracción. También existen emociones que nos ubican como un contrapeso nivelador y nos colocan frente a aquellas que nos ayudan a valorar tiempos y formas, debilidades y existencia y esa se llama realidad. Nuestra verdadera amiga la cruda realidad.
Así que no se me apachurren por sentirse de pronto tristes o con miedos o dudas; está bien…somos humanos y lo verdaderamente humano es sentir por momentos estas emociones que nos ayudarán en un futuro a reconstruirnos por dentro y por fuera.
Muy pronto nos estaremos encontrando para continuar con nuestros asuntos pendientes o con aquellos que surgieron a través de esta situación que sin duda nos hará madurar; pero a su tiempo.
Aquí estamos para ustedes en cuando existan las condiciones, los tiempos y las formas.
Hugo Harrell y todo el equipo del Centro de terapia familiar Alaia.