22/06/2025
Ser psicólogo me recuerda por qué elegí esta profesión. Tiene algo de sagrado, como un acto de presencia y verdad. Es una forma de estar vivo con otros. Acompañar a alguien en su proceso, ver cómo se transforma sesión a sesión, no solo los transforma a ellos, también me transforma a mí. Es una experiencia profundamente humana que me conecta con lo esencial.
Es hermoso cuando, después de las lágrimas, aparecen los chistes internos, las miradas de entendimiento, los silencios que ya no duelen.
Es como un baile: cada quien a su ritmo. Como una escultura, única. Como un traje hecho a la medida.
Creo que soy distinto con cada persona. A veces me convierten en espejo. A veces en linterna. Y me honra ser eso: lo que necesitan para encontrarse.