21/10/2025
Freud sonreiría —si no fuera porque el exceso, como el inconsciente, siempre se las ingenia para colarse por donde menos se lo espera.
Dice Lacan que “el deseo surge allí donde algo falta”, pero en tiempos de consumos rápidos y duelos pendientes, hasta la falta se vuelve mercancía premium. “Todo lo que el sujeto no soporta de sí, lo llama vacío”, ironiza Colette Soler, mientras el diván escucha sin interrupciones, porque sabe que el silencio a veces pesa más que la palabra.
Quizás lo que sobra no es la falta, sino el intento desesperado de taponarla con certezas. Como apunta Massimo Recalcati, “en la clínica contemporánea ya no se trata de curar la falta, sino de hacer algo con ella”.
Y allí queda el paciente, reposando entre el humor y la angustia, intentando que su exceso no le tape el hueco… sino que lo borde con un poco de deseo.