23/10/2025
Últimamente he estado reflexionando sobre el valor del fallo y del error.
En terapia, con mis niños, ha sido un tema constante: resignificar el equivocarse.
Porque en algún momento, muchos de nosotros aprendimos que fallar era sinónimo de peligro.
Nos quedamos quietos, cómodos, seguros… y ahí nuestros miedos crecieron hasta parecer monstruos.
Pero basta un paso —uno pequeño— para descubrir que afuera no hay monstruos, hay vida.
Salir de la zona segura puede ser divertido, desafiante y profundamente liberador. 🌿
Ahí, justo ahí, donde decidimos intentarlo aunque no sepamos si saldrá bien,
es donde se alimenta la autoestima, la auto valoración…
y donde realmente empezamos a vivir. ✨
💭 Cuéntame en los comentarios:
¿qué miedo estás list@ para mirar distinto esta semana?