10/10/2025
Hoy, Día Mundial de la Salud Mental, quiero hablarte de cómo nos enseñaron que, para ser consideradas “buenas” y no ser rechazadas, había que ser casi santas: mujeres irreales, siempre dispuestas, capaces de sostenerlo todo sin quebrarse.
Nos dijeron que cuidar de los demás era más valioso que cuidarnos a nosotras mismas.
Pero el costo de esa idea ha sido altísimo.
¿Cómo hablar de salud mental en un sistema que nos exige silenciarnos, complacer, amar de forma obligada y vivir siempre para complacer las expectativas de otros?
¿Cómo sanar si el mundo que habitamos enferma nuestras voces, nuestros cuerpos y nuestros vínculos?
La salud no puede entenderse como adaptación al malestar, sino como desobediencia ante las condiciones que lo producen.
Escucharnos, poner límites, descansar y elegir no son actos individuales: son gestos de ruptura frente a un orden que nos quiere disponibles y dóciles.