15/10/2025
Gracias a todos esos abuelitos que llegan a la consulta con ilusión, con sus libretas listas para anotar cada recomendación y aprender algo nuevo. 💛
Gracias, porque sabemos que detrás de ese esfuerzo está el amor más grande: el que sienten por sus nietos. 👵🏻👴🏻✨
💬 “El bebé está bien, doctor, pero esta consulta es para mis dudas.
Yo soy la abuelita, y sé que muchas cosas ya no se usan como nosotros las hacíamos.
Quiero aprender, pero quiero entender por qué.”
Así empezó la consulta.
Y debo confesar que me dio mucha ternura escucharla.
Una abuelita con toda la experiencia del mundo… pero también con la humildad y el amor de querer aprender lo nuevo.
Le sonreí y le dije: “Venga, pues la lista… comencemos.”
Y empezamos a platicar.
Me preguntó por qué ya no se usa la salvilla, si antes “ayudaba a madurar el estómago”.
Le expliqué que hoy sabemos que los tés o infusiones pueden ser peligrosos para los bebés.
Sus órganos aún no están listos para procesarlos, y pueden causar intoxicaciones o infecciones.
El único alimento que el estómago del bebé necesita para madurar es leche materna o fórmula.
También me preguntó por qué ya no se les “friega con alcohol” cuando tienen fiebre o dolor de cuerpo.
Y le conté que el alcohol se absorbe por la piel y puede intoxicar al bebé.
Además, al evaporarse, provoca escalofríos que en vez de bajar la fiebre pueden hacer que suba.
Hoy sabemos que lo seguro es mantenerlos frescos, hidratados y usar solo los medicamentos que indique su pediatra.
Después vino el clásico: “¿Por qué ya no se envuelven en taquito?”
Antes se hacía para que “no se espantaran”, pero envolverlos muy apretados limita sus movimientos, puede afectar su respiración e incluso su cadera.
Luego hablamos del sueño.
Me dijo: “Antes dormían con su almohadita y dormían tan a gusto.”
Le expliqué que las almohadas, cobijas o peluches aumentan el riesgo de asfixia.
El lugar más seguro para dormir es una superficie firme, boca arriba, sin almohadas ni objetos sueltos.
También me preguntó por qué ya no se les faja el ombligo.
Antes se pensaba que ayudaba a “cerrar” o “acomodar” pero en realidad puede causar irritaciones, incomodidad y dificultar la respiración.
El ombligo sana solo, con limpieza y paciencia.
Y finalmente, los guantes y las calcetas.
“Pero sin guantes se rasguñan”, me dijo.
Sí, puede pasar, pero los guantes también les impiden sentir, explorar y estimular sus manitas.
Y taparlos demasiado puede causar sobrecalentamiento.
Pueden usarse si hace frío o para protegerlos un rato, pero no todo el tiempo ni dentro de casa.
Terminamos la consulta
Y me quedé pensando en lo valioso de esa charla.
Porque sí, las cosas han cambiado.
Pero no por moda, sino porque hoy sabemos más.
Porque la ciencia ha demostrado qué prácticas son realmente más seguras y saludables para nuestros bebés.
Encontrar a alguien con tanto amor, curiosidad y apertura para aprender por el bienestar de su nieto…
fue, sinceramente, fascinante.