27/05/2024
La dualidad de la vida radica en entender que todo es transitorio. Por un lado, nos enfrentamos a la realidad de que las cosas que valoramos, los momentos felices, las relaciones significativas, e incluso los momentos difíciles, tienen un tiempo limitado en nuestra existencia. Esta noción puede ser desafiante, especialmente cuando nos apegamos emocionalmente a experiencias o personas. Nos duele pensar en la inevitable pérdida que experimentamos en distintas etapas de nuestras vidas.
Sin embargo, la otra cara de esta moneda es igualmente importante: la impermanencia también significa que los momentos difíciles, los desafíos y las situaciones adversas no son eternos. Así como los momentos de felicidad tienen un ciclo, también lo tienen los momentos de tristeza o dificultad. Esta comprensión nos ofrece una perspectiva de esperanza y nos impulsa a superar los obstáculos sabiendo que eventualmente pasarán.
Al entender esta dualidad, aprendemos a apreciar cada momento presente, a valorar las relaciones y experiencias mientras están con nosotros, y a cultivar la gratitud por lo que tenemos en el momento presente. Nos ayuda a vivir con más consciencia, a disfrutar los buenos momentos sin aferrarnos a ellos y a atravesar los momentos difíciles con la certeza de que son temporales. 🍃