21/11/2025
Encuentro con mi alegre fantasma hambriento: un mes de ligereza y menos [cantidad].
En el mundo actual, muchos de nosotros vivimos como «fantasmas hambrientos», impulsados por un mantra interminable de «quiero más». Más posesiones, más comodidades, más estímulos, más comida, más de todo. Este hambre inquieta a menudo proviene de un profundo vacío interior, una desconexión de nuestro verdadero yo. Vemos este vacío en todas partes: en la destrucción del medio ambiente, los conflictos políticos, la división social, la desintegración familiar, la ansiedad, la depresión y el sufrimiento de nuestros jóvenes. En el fondo, gran parte del dolor de la humanidad tiene su origen en esta misma sensación de carencia interior.
Uno de los reflejos cotidianos más evidentes de este vacío es nuestra relación con la comida. Con la fácil disponibilidad de alimentos procesados y ricos en calorías, a menudo intentamos llenar los vacíos emocionales, espirituales o psicológicos comiendo. Este ciclo de «más y más» se convierte en un sustituto de la conexión, la presencia y la plenitud interior.
Inspirado por esta comprensión, estoy comenzando un camino personal. Durante el próximo mes, me comprometo a seguir un estricto horario de comidas de 5 horas al día, de 7:30 a. m. a 12:30 p. m. He saltado la cena muchas veces antes, a veces varias veces a la semana, pero esta vez me comprometo por completo: nada de calorías fuera de este horario, solo agua. No se trata solo de la salud física, sino de tomar conciencia de las capas más profundas de mi interior.
Quiero comprender las capas de vacío que surgen cuando no las lleno inmediatamente con comida: la mente conceptual que intenta razonar y distraer, la capa emocional de anhelo, inquietud y dolor por la desconexión, y finalmente los antojos físicos que intentan llenar esos espacios internos. Todas estas capas —intelectual, emocional, física— son diferentes expresiones del mismo fantasma hambriento.
A través de este viaje de ayuno, elijo enfrentarme a estas capas con conciencia en lugar de alimentarlas inconscientemente. En lugar de llenarme de calorías, quiero llenar el espacio con luz, calidez, conexión y presencia. Quiero nutrirme a través de:
— la luz y el cielo de la mañana
— el aire fresco y la naturaleza
— la presencia de los animales
— la conexión con mi familia
— la alegría, la creatividad y la gratitud
— y mi profundo servicio a la comunidad de mi sangha
De esta manera, espero transformar al fantasma hambriento en un fantasma hambriento alegre, uno que se nutre no del consumo sin fin, sino de la conciencia, la apertura y la conexión genuina.
Este experimento también se inspira en el trabajo del Dr. Alan Goldhamer sobre el ayuno solo con agua, que muestra cómo el ayuno puede curar el cuerpo, calmar la inflamación, restablecer el metabolismo y restaurar el equilibrio. Pero lo que es aún más importante, el ayuno revela los movimientos internos del deseo, la identidad del dolor y el sutil anhelo que no puede alimentarse con comida.
Así que este experimento de ayuno de un mes es tanto científico como espiritual para mí. Es un viaje a las capas del vacío, una práctica de conciencia profunda y una forma de llenar mi espacio interior con luminosidad, calidez y energía dinámica… en lugar de más calorías.
En un mundo que lucha contra tanto vacío, esta es mi pequeña forma de volver a la plenitud: no consumiendo más, sino reconectando con mi verdadero yo, con la naturaleza, con la familia y con la alegría de simplemente estar vivo.
Ababá ~ 20/11/25
Meeting My Joyful Hungry Ghost: A Month of Lightness and Less.
In today’s world, many of us live like “hungry ghosts,” driven by an endless mantra of “more.” More possessions, more comfort, more stimulation, more food, more everything. This restless hunger often comes from a deep inner emptiness — a disconnection from our true self. We see this emptiness everywhere: in environmental destruction, political conflicts, social division, family breakdowns, anxiety, depression, and the suffering of our youth. At the core, so much of humanity’s pain is rooted in this same sense of inner lack.
One of the clearest everyday reflections of this emptiness is our relationship with food. With the easy availability of processed, calorie-dense foods, we often try to fill emotional, spiritual, or psychological gaps with eating. This “more and more” cycle becomes a substitute for connection, presence, and inner fullness.
Inspired by this understanding, I’m beginning a personal journey. For the next month, I am committing to a strict 5-hour eating window each day — from 7:30 AM to 12:30 PM. I’ve skipped dinner many times before, sometimes a few times a week, but this time I’m committing fully: no calories whatsoever outside this window, only water. This is not just about physical health; it’s about becoming aware of the deeper layers within me.
I want to understand the layers of emptiness that arise when I don’t immediately fill them with food — the conceptual mind trying to reason and distract, the emotional layer of longing, restlessness, and the ache of disconnection, and finally the physical cravings that try to fill those internal spaces. All these layers — intellectual, emotional, physical — are different expressions of the same hungry ghost.
Through this fasting journey, I am choosing to meet these layers with awareness instead of feeding them unconsciously. Instead of filling myself with calories, I want to fill the space with light, warmth, connection, and presence. I want to nourish myself through:
— morning light and sky
— fresh air and nature
— the presence of animals
— connection with my family
— joy, creativity, and gratitude
— and my deep service to my sangha community
In this way, I hope to transform the hungry ghost into a joyful hungry ghost — one that is nourished not by endless consumption, but by awareness, openness, and genuine connection.
This experiment is also inspired by Dr. Alan Goldhamer’s work on water-only fasting, which shows how fasting can heal the body, calm inflammation, reset metabolism, and restore balance. But even more importantly, fasting reveals the inner movements of craving, pain-identity, and the subtle longing that cannot be fed with food.
So this month-long fasting experiment is both scientific and spiritual for me. It is a journey into the layers of emptiness, a practice of deep awareness, and a way of filling my inner space with luminosity, warmth, and dynamic energy instead of more calories.
In a world struggling with so much emptiness, this is my small way of returning to fullness — not through consuming more, but by reconnecting with my true self, with nature, with family, and with the joy of simply being alive.
ababa