14/11/2025
Desde la perspectiva sistémica, ningún comportamiento humano existe aislado: toda acción es la expresión visible de dinámicas internas e historias invisibles que vivimos dentro de nuestros sistemas —familia, cultura, pareja, trabajo, y también el sistema interno que formamos con nuestras propias partes.
Cuando alguien reacciona, critica, hiere o se distancia, no está respondiendo a ti como persona, sino a la experiencia emocional que esa interacción activa dentro de su historia.
Actúan desde sus heridas, desde las creencias que aprendieron para sobrevivir, y desde las carencias emocionales que su sistema no pudo integrar a tiempo.
Así como una taza caliente emana v***r, cada uno de nosotros emana lo que lleva dentro.
No es un ataque: es un desbordamiento.
Y tú también.
Tu manera de responder, de vincularte, de protegerte o de cerrarte es coherente con tu propio sistema interno y tu sistema familiar.
No es un error: es lealtad hacia tu historia.
Comprender esto no justifica el daño, pero sí libera el peso personal y abre espacio para mirar con más compasión y menos reactividad.
Cuando recuerdas que “nada es personal”, recuperas tu centro, igual que la taza de la ilustración:
simple, cálida, estable, con el contenido justo para sostenerte sin derramarte.