04/12/2025
La negación de un adicto y el sobrecuidado de una madre se convierten en un espejo roto donde ambos se hieren sin quererlo. Él, atrapado en la idea de que “no pasa nada”, justificando, minimizando, ocultando… porque aceptar duele, y enfrentar la realidad asusta. Ella, con el corazón desgastado, intenta salvarlo una y otra vez, creyendo que si lo protege un poco más, si lo cuida un poco más, quizá esta vez no se caiga. Pero el amor se vuelve sobrecarga, y la protección se transforma, sin querer, en una barrera que lo mantiene lejos de su propio despertar. En ese círculo silencioso, donde uno niega y la otra rescata, ambos se pierden. Y solo cuando la madre se atreve a soltar y el hijo se atreve a ver, comienza el verdadero camino de recuperación: el de asumir, respetar, amar y sanar, sin mentiras y sin cadenas.