Psicóloga y terapeuta A. San Juan

Psicóloga y terapeuta A. San Juan La felicidad a tu alcance. Psicóloga clínica especialista en las ciencias de la felicidad. Atención previa cita al tel +52 867 722 45 20 Psic.

COMO MIEMBRO ESPECIALISTA EN LA PSICOLOGÍA CLÍNICA

Prometo solemnemente dedicar mi vida al servicio de la humanidad

Velar ante todo por la salud emocional y el bienestar de mis pacientes
Respetar la autonomía y la dignidad de ellos. Velar con el máximo respeto por la vida y calidad humana

NO permitir que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, s**o, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes

Guardar y respetar los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes

Ejercer mi profesión en conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica clínica

Promover el honor y las nobles tradiciones de mi profesión
Otorgar a mis maestros, colegas o estudiantes el respeto y la gratitud que merecen. Compartir mis conocimientos clínicos en beneficio del paciente y del avance de la salud mental. Cuidar mi propia salud, bienestar y capacidades emocionales para prestar una atención clínica del más alto nivel.. NO emplear mis conocimientos psicológicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza

Atender a mis pacientes sin importar el valor monetario que estos tengan, pensando que su salud emocional es primero. USAR mi profesión en pro del altruismo tomando parte de mi tiempo y mis funciones diarias para aliviar el dolor emocional de los más desvalidos. Hago esta promesa solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor. Porque No hay mayor oportunidad, responsabilidad u obligación que pueda tocarle a un ser humano que convertirse en especialista en la salud mental. Trabajar en la atención del sufrimiento devolviendo la salud y la alegría! El psicólogo clínico necesita habilidades técnicas, conocimientos científicos y comprensión de los aspectos humanos...

Del psicólogo clínico se espera tacto, empatía y comprensión, ya que el paciente es algo más que un cúmulo de síntomas, signos, trastornos funcionales, daño de órganos y perturbación de emociones. El paciente es un ser humano que tiene temores, alberga esperanzas, busca alivio, ayuda y consuelo. Por lo cual merece apoyo, ternura y respeto! Prometo aplicar esto todos los días de mi vida, salvando vidas , sanando heridas, mientras mi fuerza vital lo permita por Amor a mi profesión! Amada Martínez San Juan

Autismo Vs Hiperactividad ¿Por qué callar a un niño que está pidiendo ayuda?Cuando un niño se vuelve irritable, agresivo...
28/10/2025

Autismo Vs Hiperactividad
¿Por qué callar a un niño que está pidiendo ayuda?
Cuando un niño se vuelve irritable, agresivo o hiperactivo, solemos escuchar con demasiada rapidez la misma propuesta: “un poco de risperidona y listo”. Como si la emoción fuera un mosquito molesto en lugar de una señal de emergencia.

La irritabilidad no es un síntoma a silenciar, es una pregunta del cuerpo:
➜ ¿Duele algo?
➜ ¿No estoy durmiendo bien?
➜ ¿No puedo digerir lo que como?
➜ ¿Mi cerebro está intentando organizarse y no puede?
➜ ¿Estoy sobre estimulado o sub estimulado?
➜ ¿Me están pidiendo más de lo que puedo dar?

La infancia es una obra en construcción neuronal constante. Modificar de manera artificial el equilibrio neuroquímico mientras el cerebro se está formando tiene un costo. Y a veces ese costo es la voz del niño. Su lenguaje emocional. Su posibilidad de decir: “Necesito ayuda”.

👉 Antes de etiquetar.
👉 Antes de sedar.
👉 Antes de callar.

Hay que escuchar.
Hay que estudiar: sueño, alimentación, dolor, inflamación, genética, ambiente, vínculo, ansiedad.
El síntoma es un mapa, no una molestia.

Un niño agresivo no es un niño “malo”.
Un niño irritable no es un “problema”.
Es un niño cuya biología y su entorno están pidiendo auxilio en voz alta.

💬 Sedar no es curar.
💬 Callar no es acompañar.
💬 Apagar un fuego no es lo mismo que entender por qué se encendió.

La medicación tiene su lugar, cuando hay criterios claros, un diagnóstico preciso y un plan terapéutico detrás. Pero no puede ser la primera opción cuando aún no miramos las causas.

Porque cuidar su neurodesarrollo significa respetar sus tiempos, proteger su cerebro en formación y darle las respuestas que su cuerpo está intentando comunicar.

No silenciemos lo que nos está mostrando.
Aprendamos a escuchar lo que todavía no puede poner en palabras.

fuente : Dra. Florecía Sanabria

La terapia es la base del entendimiento de la conducta no deseada , para cambiar conductas negativas y gestionar emociones es necesario apoyarse en la terapia Congitivo conductual

28/10/2025
La andropausia en hombres (40-50 años). La andropausia es la disminución gradual de testosterona en hombres, generalment...
26/10/2025

La andropausia en hombres (40-50 años). La andropausia es la disminución gradual de testosterona en hombres, generalmente a partir de los 40-50 años, perdiendo entre 1-2% anual después de los 30. A diferencia de la menopausia, no ocurre abruptamente y afecta al 30-40% de hombres mayores de 45 años..

Los síntomas incluyen: fatiga constante, disminución de masa muscular, aumento de grasa abdominal, pérdida de libido, disfunción eréctil, cambios de humor, irritabilidad, problemas de concentración, insomnio y pérdida de densidad ósea.

Las causas principales son el envejecimiento natural, obesidad, sedentarismo, estrés crónico, consumo de alcohol/tabaco y enfermedades como diabetes o hipertensión.

Síntomas psicológicos: crisis de Ansiedad / Depresión/ problemas de autoestima , etc.

El vacío que deja un papá ausente… no lo llena nadie.Pero tampoco tiene que destruirte.Hay heridas que no se ven, pero s...
25/10/2025

El vacío que deja un papá ausente… no lo llena nadie.
Pero tampoco tiene que destruirte.

Hay heridas que no se ven, pero se sienten toda la vida.
Una de ellas es crecer esperando a alguien que nunca llegó.
O peor… que llegaba y se iba como si uno no importara.

Muchos hijos aprenden a vivir con un “¿por qué no me quiso?”,
y muchas hijas se preguntan si hubo algo en ellas que no fue suficiente.

Un papá ausente no solo deja una silla vacía…
deja inseguridades, miedo al abandono, baja autoestima,
y a veces… una necesidad desesperada de aprobación.

A veces se busca en parejas lo que no se tuvo en casa.
Se tolera lo intolerable solo por no sentir otro abandono.
O se levanta un escudo tan duro… que ya nadie entra.

EJEMPLO REAL:
Una joven dijo una vez:
“Yo sé que él no va a volver… pero cada vez que alguien se va, me siento como si él me abandonara otra vez.”

Esa es la herencia invisible de muchos padres que no estuvieron.

EJERCICIO PARA SANAR:
Esta semana, intenta esto:

Escribe una carta a tu papá, aunque nunca se la envíes. Dile lo que dolió, lo que faltó y lo que te hubiera gustado escuchar.

Lee la carta frente a un espejo. Dite a ti misma: “Yo valgo, aunque tú no lo hayas visto.”

Haz una lista de personas que sí han estado para ti. Agradece su presencia. Céntrate en lo que sí tienes.

Ora, si crees en Dios, y entrega esa herida para que no te siga gobernando desde dentro.

CONSEJO PRÁCTICO:
No puedes cambiar tu pasado,
pero sí puedes sanar tu presente para construir un futuro diferente.
No repitas la ausencia que te dolió.
Conviértete tú en la presencia firme que un día necesitaste.

Un papá ausente deja heridas…
pero tú decides si esas heridas se vuelven cadenas o alas

Fuente / Blanca Guerrero

Si ves que no te funciona pide ayuda a un terapeuta especializado sabrás que has sanado cuando ya no duela o incomode hablar o recordar el tema, el proceso de valoración para sanar tus heridas emocionales siempre lo hace un especialista que ha estudiado y se ha graduado en la carrera de psicología , de lo contrario si lo haces con personas que no han estudiado lo suficiente para dedicarse a dar ese apoyo, te harán sangrar la herida emocional cada que te toquen el tema . Lo mejor es ir a terapia, te lo mereces, tu vida es valiosa ya has sufrido tanto. Si tu herida duele , si te es posible consigue una cita con tu psicólogo (a) de confianza más cercano (a). Y empieza a sanar.

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Tengo setenta años… setenta inviernos y veranos que pesan en mi alma. A esta edad, el corazón ya no tiembla al recordar,...
20/10/2025

Tengo setenta años… setenta inviernos y veranos que pesan en mi alma. A esta edad, el corazón ya no tiembla al recordar, pero aún duele. Nací en la Huasteca de Hidalgo, en un rincón donde el sol quema fuerte y la tierra respira el aroma del maíz recién molido. Cuando tenía quince años, mi vida dejó de ser mía. Un día llegaron los hombres a caballo, y mi padre, con la mirada baja y el alma rendida, dijo que yo iría a casarme con don Rubén, el cacique del pueblo. Nadie me preguntó si quería. En aquellos tiempos, una muchacha pobre no tenía voz, no tenía derecho a decir “no”.

Me casaron sin música, sin flores, sin risas. Solo con un silencio que aprisionaba mi pecho y me hacía sentir que mi alma se desgarraba por dentro. Don Rubén era rico, respetado… y cruel. Le gustaba mandar, gritar y ver a los demás arrodillarse ante su autoridad. Su palabra era ley, y quien osaba desobedecerlo, desaparecía en la sombra del olvido, en “cosas del destino”, decían. Todos le temían, menos su madre.

Doña Engracia, mi suegra, vivía con nosotros. Era una mujer ya grande, de manos arrugadas, pero con ojos que brillaban por la esperanza. A escondidas, me enseñaba a bordar “para que tus manos sirvan para algo más que obedecer”, me decía con voz suave. Pero los años pasaron y él, como un huracán de desprecio, se cansó de ella. Una tarde, frente a todos, gritó que la vieja estorbaba, que ya había vivido demasiado y que se largara, que no iba a gastar ni un peso más alimentándola.

Nadie en la casa se atrevió a decir nada… excepto yo.

Esa noche, con el corazón en la garganta, corrí al camino donde la habían echado. La encontré sentada a un lado de la vereda, con su rebozo gris cubriéndole la cara como un manto de tristeza. “Véngase conmigo, madre”, le susurré, con la voz quebrada por el llanto contenido. La llevé al granero, ese lugar olvidado y oscuro donde don Rubén nunca entraba. Le puse un catre viejo, una cobija y, cuando él salía a hacer sus negocios turbios, yo corría a llevarle tortillas, frijoles… y hilos de colores para que bordara, para que su alma no se perdiera en la indiferencia.

Ella bordaba en silencio, como quien reza con cada puntada, con la esperanza de que, en ese acto sencillo, guardara su dignidad. Pero los secretos, como las heridas, no duran para siempre. Un día, él volvió antes de tiempo, con la furia en los ojos. Nos vio. Nos descubrió. Gritó como un animal herido, diciendo que las dos éramos unas malagradecidas, que si quería cuidar viejas miserables, que se fuera con ella. Y así, sin misericordia, nos echaron a las dos, sin un centavo, sin tierra, sin apellido.

Caminamos hasta la ciudad, con una cobija y un costal de bordados que ella había hecho en el granero. Nos sentamos en una esquina del mercado y empezamos a venderlas. La gente nos miraba con lástima, pero después, con respeto. Decían que nuestros bordados tenían alma, que los colores parecían contar secretos del corazón.

Con el tiempo, alquilamos un cuartito, luego otro. Bordábamos de día, vendíamos de noche. Ella me enseñó todo: a no agachar la cabeza, a no tener miedo del hambre, a caminar con dignidad aunque los zapatos se rompieran. Y así, poco a poco, la vida empezó a florecer otra vez, con el canto de nuestras manos y el brillo de nuestros sueños en las telas.

Hoy, a mis setenta años, tengo mi propia casa llena de nietos y telas de colores colgando en las paredes. La gente viene de lejos a comprar lo que sale de nuestras manos, porque en cada puntada, en cada hilo, dejamos un pedazo de alma. Mi suegra descansa ahora en paz, con las manos aún manchadas de hilo, testimonio de su resistencia.

¿Y don Rubén…? Supe que murió solo, sin hijos que lo cuidaran, sin mujer que le cerrara los ojos. Dicen que en sus últimos días gritaba por su madre, que pedía agua con la voz rota, y que nadie fue. Porque quien siembra desprecio, cosecha soledad.

Y yo… yo vivo. Porque cada vez que tomo una aguja y la hundo en la tela, siento que la vida me permitió bordar mi propio destino, uno que ni el sol ni la tierra pudieron arrancar de mi corazón.

Las causas de la depresión posparto incluyen una combinación de factores:Cambios hormonales drásticos tras el parto, fac...
20/10/2025

Las causas de la depresión posparto incluyen una combinación de factores:

Cambios hormonales drásticos tras el parto, factores emocionales y psicológicos como la falta de sueño y el estrés, antecedentes personales o familiares de depresión, y circunstancias de la vida como problemas en la relación o falta de apoyo social.

A menudo, es una interacción de estos elementos en lugar de una única causa.

Cambios físicos y hormonales
Descenso hormonal: Los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen drásticamente después del parto, lo cual puede desencadenar cambios en el estado de ánimo similares a los que ocurren antes del ciclo menstrual, pero mucho más extremos.

Niveles de hormonas tiroideas: Los niveles de hormonas tiroideas también pueden bajar después del parto, lo que contribuye a síntomas como cansancio, pereza y depresión.

Otros factores físicos: El estrés y la fatiga por la falta de sueño son factores físicos significativos que contribuyen al desarrollo de la depresión posparto.

Factores psicológicos y emocionales

Estrés y abrumación: La falta de sueño y el cuidado de un recién nacido pueden ser abrumadores, lo que hace difícil manejar problemas menores.

Ansiedad: Preocupaciones sobre la propia capacidad para cuidar al bebé pueden generar ansiedad.

Cambios en la identidad: Sentirse menos atractiva, perder la identidad o sentir que se ha perdido el control sobre la vida también pueden contribuir.

Factores sociales y de estilo de vida

Falta de sueño: La privación del sueño es un factor clave que puede afectar el estado de ánimo.

Relaciones: Dificultades en la relación de pareja o la falta de apoyo familiar y social son factores de riesgo importantes.

Aislamiento: Sentirse sola o aislada, tanto física como socialmente, puede aumentar el riesgo.

Antecedentes de salud mental
Historial personal o familiar: Tener antecedentes de depresión, depresión posparto o trastorno disfórico premenstrual aumenta el riesgo.

Depresión en embarazos previos: Haber experimentado depresión posparto en un embarazo anterior es un factor de riesgo.

Complicaciones durante el embarazo o parto
Parto difícil o prematuro: Haber tenido un parto difícil o prematuro puede ser un factor desencadenante.

Problemas de salud: Complicaciones durante el embarazo también pueden contribuir.

Para poder sanar las heridas es necesario hablarlo con un terapeuta especialista en el área clínica, alguna veces cuando no es tratado puede detonar en perdidas graves. Como la confianza en la vida para el que la sufre de forma directa. Los pensamientos de desesperanza y tristeza por sentirse agobiada, el desequilibrio neurológico que esto ocasiona por no sentirse apoya, y sentirse sola en la vida puede llegar a detonar el deseo por no continuar y pensar en la autoeliminación.

Cuando la maternidad duele, el amor y la depresión pospartoLa depresión posparto es una condición de salud mental grave ...
20/10/2025

Cuando la maternidad duele, el amor y la depresión posparto

La depresión posparto es una condición de salud mental grave que causa sentimientos de tristeza intensa, desesperanza y agotamiento después del parto, que no desaparecen por sí solos.

A diferencia de la tristeza posparto (baby blues), que desaparece en un par de semanas, la depresión posparto puede durar más tiempo e interferir con las tareas diarias, e incluso afectar la capacidad para cuidar al bebé.

Se puede tratar con terapias y, en algunos casos, con medicamentos antidepresivos, por lo que es crucial buscar ayuda médica profesional.

Síntomas comunes

Sentimientos persistentes de tristeza, vacío o ansiedad
Pérdida de interés o placer en actividades que antes disfrutaba
Cambios en el apetito o el sueño (insomnio o dormir demasiado)
Cansancio extremo y falta de energía

Sentimientos de inutilidad, culpa o vergüenza

Dificultad para concentrarse o tomar decisiones

Aislamiento de la familia y amigos
Sentimientos de no estar conectada con el bebé o de no ser una buena madre

Pensamientos de lastimarse a sí misma, al bebé o a la pareja

Factores de riesgo

Tener antecedentes de depresión, ansiedad o trastorno bipolar
Haber tenido una experiencia de embarazo o parto estresante

Tener poco apoyo social o familiar
Experimentar cambios importantes en la vida durante o después del embarazo

Tratamiento y qué hacer

Buscar ayuda profesional:

Es fundamental consultar a un médico o profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuado.

Medicamentos: Los antidepresivos, a menudo recetados en combinación con terapia, pueden ayudar a aliviar los síntomas.

Psicoterapia: La terapia psicológica puede ser muy efectiva para gestionar las emociones y desarrollar estrategias de afrontamiento.

Apoyo social: la comprensión de la familia es fundamental, cuando no existe lazo emocional, la otra opción es unirse a grupos de apoyo puede ayudar a conectar con otras mujeres que atraviesan situaciones similares y reducir el aislamiento.

Cuidado personal: Asegurarse de descansar lo suficiente, alimentarse bien y pedir ayuda cuando sea necesario es vital para la recuperación.

Cuando hay función El momento en que un bebé llora, el cerebro de una madre no solo siente, reacciona. En cuestión de se...
19/10/2025

Cuando hay función

El momento en que un bebé llora, el cerebro de una madre no solo siente, reacciona. En cuestión de segundos, las resonancias magnéticas muestran partes de su cerebro iluminándose como una alarma, desencadenando empatía, movimiento e instintos protectores. Su cuerpo no se detiene a pensar. Se mueve. Actúa. Protege.

Esa prisa de urgencia que sientes cuando tu bebé llora, el dolor en tu pecho cuando no puedes alcanzarlos lo suficientemente rápido, esto no es exagerar. Es tu sistema nervioso haciendo exactamente lo que está destinado a hacer. La naturaleza te ha conectado para que respondas al instante, para dar prioridad a la seguridad de tu hijo por encima de todo lo demás.

Es más que emoción. Es biología. Las hormonas y las vías neurales cambian para hacerte hiperconsciente, listo para actuar en cualquier momento. Ese momento en el que te despiertas solo segundos antes de que tu bebé se mueva, la forma en que cada pequeño sonido te mantiene alerta, tu incapacidad para descansar hasta que estén okay esto es la prueba de algo increíble.

La maternidad no está solo en tu corazón. Está en tu cableado, tu química, e incluso en tus huesos. Cada instinto protector, cada oleada de amor, está construido en ti. No es demasiado, es milagroso.

Fuente : Café del conocimiento / Neuropsicología .

Variables clínicas que observo en sesión como especialista :

Algunas veces las circunstancias cambian cuando existen indicadores de alguna enfermedad emocional por ejemplo el Baby Blue o en casos clínicos mas graves como la Depresión post parto

Llore al leer esta historia 💔😭Paquito lo logró, allí estaba, frente a las rejas de su casa, frente al lugar que le vio n...
17/10/2025

Llore al leer esta historia 💔😭

Paquito lo logró, allí estaba, frente a las rejas de su casa, frente al lugar que le vio nacer.

La última vez que estuvo allí, era un perrito sano, completo, que no paraba de correr.
Pero todo había cambiado. Fue muy difícil volver, porque ahora sus patitas ya no se movían.
Aún así, lo había conseguido. Regresó a su hogar.💔

Anclado al suelo, frente a la puerta, comenzó a llorar tan fuerte, que sus aullidos resonaron de ida y vuelta, portando el frío de la noche.
Las lágrimas que caían de sus ojos eran unas por la tristeza de su alma rota, otras por las heridas que el camino había surcado en su cuerpo... Pero la mayoría, eran de felicidad, por estar de nuevo en su hogar.

Suyando, sus gritos avisaban que había vuelto: "Aquí estoy, volví", intentaba decir.

Paquito pensó que sus humanos estarían tan felices de verle, como él de estar allí.
Pero el pobre, inocente perrito, no entendía lo que realmente le había sucedido.
Sus humanos habían conducido a cientos de kilómetros de casa y le habían dejado muy lejos.

Al principio, Paquito estaba feliz, jugando en el césped.
Pero luego se dio cuenta que se encontraba totalmente solo.
Pensó que se había perdido, pues en el corazón de los animales el abandono no existe, porque no existe algo tan malo dentro de ellos.
Y entonces, su viaje de regreso a casa comenzó. Atravesó la inclemencia del clima, su olfato le guiaba, su corazón le empujaba.
Hasta que un día sucedió... un coche se salió
del límite del camino y entró al borde por donde Paquito caminaba.
Ese día, el mundo se detuvo.

Durante semanas, Paquito no supo si aún era
parte de la vida.
Y allí, solito, en la zanja, esperó.
Esperó por un milagro... un milagro que nunca
llegó.
Nadie se detuvo. Nadie le ayudó.

Parecía el final de su historia.
Pero los animales nunca se rinden.
Y cuando tienen una casa donde volver, seguirán caminando-o arrastrándose, si es necesario- hasta poder regresar.

Y pese a todo pronóstico, pese a toda duda, pese a toda prueba... allí estaba, de nuevo, en la puerta de su casa.

Finalmente, la puerta se abrió. Pero no eran sus dueños.
Ellos ya no vivían allí.
Era el nuevo inquilino, quien al oír ese llanto, salió.

Y encontró una escena imposible de ignorar: un cachorro sucio, quieto, con medio cuerpo en el suelo y los ojos llenos de súplica.
El joven no preguntó nada, porque el dolor, a veces, se entiende sin palabras.
Se agachó, le acarició con cuidado y le dijo algo que Paquito nunca había oído antes:
"Tranquilo, ya estás en casa."

A la mañana siguiente llegó el veterinario. Y aunque había esperanza, el diagnóstico fue una sentencia: Paquito no volvería a caminar.

El joven bajó la cabeza, decepcionado. Pero entonces, sintió una nariz en su mano. Era el perrito, mirándole con sus ojos dulces, como diciendo:
"No importa, ya te tengo a ti."

Al regresar a casa, compraron una silla especial
para perros.
Y así Paquito volvió a correr... no hacia el pasado, sino hacia adelante.
Porque entendió algo frente a esa puerta donde lloró:
nada había terminado, pues la vida le mostró que lo mejor recién estaba empezando.✨

El síndrome de Hikikomori es un fenómeno psicopatológico y sociológico caracterizado por el aislamiento social extremo y...
03/10/2025

El síndrome de Hikikomori es un fenómeno psicopatológico y sociológico caracterizado por el aislamiento social extremo y prolongado de una persona, que se retira del contacto social y de las actividades cotidianas como el trabajo o la escuela durante al menos seis meses, quedando confinada en su hogar.

Aunque se estudió inicialmente en Japón, se ha observado en diversas culturas y está asociado con un profundo retraimiento, a menudo con el uso de la tecnología para mantener la única conexión con el exterior.

Características principales

Aislamiento social severo: La persona no tiene contacto con el mundo exterior, evita compromisos sociales y se encierra en su habitación o casa.

Duración prolongada: El aislamiento se mantiene por meses o incluso años, llevando a un abandono de la vida social, laboral y académica.

Uso de la tecnología: Muchas veces, las interacciones sociales se reemplazan por relaciones virtuales y el uso intensivo de Internet y los videojuegos, que se convierten en el centro de su vida.

Afecta a jóvenes: Principalmente, se observa en adolescentes y adultos jóvenes.

Fenómeno sociocultural: Aunque no es un trastorno exclusivo de una cultura, sus raíces se asocian con factores socioeconómicos, como sistemas educativos rígidos y un mercado laboral competitivo.

Y se han esparcido las emociones , síntomas y conductas de forma viral via internet. Debido a la descripción de programas creados con personajes que viven en ese ambiente social.

¿Qué causa el Hikikomori?

Es multifactorial, se relaciona con:

Problemas psicológicos: A menudo, el aislamiento es una respuesta a la decepción, el estrés o la ansiedad social, con la presencia de otros trastornos psiquiátricos.

Factores sociales: La presión académica, la dificultad para encontrar empleo satisfactorio y una sociedad que exige mucho a los jóvenes pueden ser desencadenantes.

Desilusión social: Una sensación de fracaso ante el mundo o la familia puede llevar al individuo a retirarse y crear su propio mundo.

Intervención y tratamiento

El tratamiento debe ser temprano, exhaustivo y multidisciplinar, buscando la reinserción social del afectado.

Apoyo familiar y psicoeducación: Ayudar a la familia a comprender la condición y a apoyar a la persona es fundamental.

Terapia cognitivo-conductual: Puede ayudar a establecer hábitos saludables (sueño, alimentación), a reducir la ansiedad social y a mejorar habilidades sociales y autoestima.

Integración social: Fomentar actividades nuevas y la exposición progresiva al exterior para que la persona pueda volver a su rol social.

terminos terapéuticos


El síndrome de Hikikomori, también conocido en español como síndrome de la puerta cerrada, es un trastorno que hace referencia al fenómeno del aislamiento social extremo y voluntario. Las personas afectadas tienden a recluirse en su habitación, evitan el contacto social de todo tipo y sustituyen, en muchos casos, las relaciones sociales en persona por relaciones virtuales.

Aunque afecta tanto a hombres como a mujeres y puede manifestarse a cualquier edad, existe una tasa de incidencia mucho más marcada en el caso de los varones y en personas jóvenes, especialmente en adolescentes y jóvenes adultos.

El síndrome de Hikikomori afecta a la salud mental y social del paciente de diversas formas. Por un lado, degrada sus relaciones sociales, tanto en el ámbito familiar como en el de las amistades y relaciones laborales. Asimismo, especialmente cuando el problema se ha prolongado a lo largo de años, los Hikikomori muestran dificultades a la hora de emplear habilidades sociales habituales en las personas socialmente sanas.

Los pacientes con síndrome de Hikikomori suelen descuidar su salud e higiene personal

Por otro lado, además de los problemas vinculados a las relaciones sociales, los pacientes afectados por el síndrome de Hikikomori también suelen experimentar otras conductas como desinterés por su propia salud e higiene personal, ansiedad, inseguridad, agorafobia y depresión.

Causas del síndrome de Hikikomori
Actualmente, no existe una causa concreta a la que se le pueda achacar plenamente la aparición de este síndrome. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se suele asociar con el entorno social o familiar del paciente, así como con una decepción o sentimiento de inseguridad al respecto.

En ese sentido, algunas de las circunstancias que pueden favorecer la aparición del síndrome de Hikikomori son las siguientes:

Conflictos familiares.
Timidez extrema.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Problemas vinculados a la ansiedad y fobia social.
Agorafobia.
Haber sufrido bullying.
Rechazo social.

Síntomas del síndrome de Hikikomori

Los síntomas que experimentan los pacientes con el síndrome de suelen manifestarse de forma gradual y, a medida que el problema avanza, se agravan o se manifiestan de forma más clara. Estos síntomas pueden ser los siguientes:

Aislarse o confinarse de forma voluntaria.
Encerrarse en un cuarto o habitación concreta de la casa.
Evitar cualquier acto que implique relacionarse en persona.
Dormir por el día.
Descuidar la salud y la higiene personal.
Utilizar medios digitales como sustituto de la vida social.
Tener dificultad para expresarse verbalmente.
Experimentar conductas violentas o desproporcionadas cuando se les cuestiona.
Los jóvenes y adolescentes son más propensos a paceder síndrome de Hikikomori

Tipos de síndrome de Hikikomori
Hay que tener en consideración que el síndrome de Hikikomori no suele manifestarse de forma rápida en la mayoría de los pacientes. Suele ser un proceso paulatino, pero constante, en el que el individuo va aislándose progresivamente. Podemos distinguir distintos tipos según su grado de afectación en el paciente:

Jun-hikikomori: está considerado como un pre-Hikikomori. En estos casos, el paciente sale de su habitación de vez en cuando (por ejemplo, para acudir al instituto o la universidad). Sin embargo, regresa a su espacio de aislamiento en cuanto tiene la oportunidad.

Hikikomori social: es el tipo de síndrome de Hikikomori más habitual. El paciente mantiene algunas relaciones sociales (por ejemplo, con familiares que conviven en la misma casa), pero rechaza acudir al lugar de trabajo o de estudios.

Netogehaijin: este tipo de síndrome de Hikikomori es el más grave.
Su nombre se traduce literalmente como “zombi de ordenador”. En estos casos, el paciente rechaza cualquier tipo de relación con otras personas físicas y el único contacto que tiene con otros seres humanos es el que lleva a cabo a través de medios digitales.

Tratamiento del síndrome de Hikikomori
Debido a que el síndrome de Hikikomori es relativamente nuevo, para que tenga éxito el l tratamiento se debe seguir es analizando la conducta de cada paciente y hacerle su programa y evaluación de forma individual . En general, en Occidente se suele abordar este problema de dos maneras diferentes:

Metodología médico-psiquiátrica
Desde esta perspectiva, se trata el síndrome de Hikikomori como un desorden conductual. Esto implica que, en un primer momento, el paciente sea trasladado al hospital y tratado con medicamentos que le faciliten superar la fobia social.

Una vez que se haya pasado esta primera fase, el tratamiento del síndrome de Hikikomori se basa en el uso de psicoterapia que le permita al paciente recuperar sus habilidades sociales perdidas y reconstruir su vida social con la ayuda del psicoterapeuta profesional. Además, en algunos casos, esta fase puede complementarse con el uso de tratamiento farmacológico.

Metodología psicosocial
Esta metodología permite abordar el problema del síndrome de Hikikomori mediante una ruptura del entorno que el paciente percibe como el único que es seguro. Para ello, se traslada al paciente a una clínica o casa en la que convive con otros pacientes que también sufren este trastorno.

Durante la estancia, los pacientes llevan a cabo actividades que les permiten relacionarse socialmente con otras personas con su misma problemática, lo cual estimula la recuperación progresiva de sus habilidades sociales. De forma paralela, los pacientes reciben psicoterapia individual y grupal, con la que se consiguen mejoras notables en la recuperación del trastorno.

Fuente : https://usa.unir.net/noticias/salud/sindrome-de-hikikomori/

¿Qué es el Síndrome Hikikomori?El término Hikikomori fue acuñado por el psiquiatra Tamaki Saito, en el año 2000 y signif...
03/10/2025

¿Qué es el Síndrome Hikikomori?
El término Hikikomori fue acuñado por el psiquiatra Tamaki Saito, en el año 2000 y significa apartarse, estar recluido. Se define como una forma voluntaria de aislamiento social o auto-reclusión, debido a factores tanto personales como sociales. Afecta fundamentalmente a jóvenes adolescentes ya de por sí sensibles, tímidos, introvertidos, con pocas relaciones de amistad y con una percepción del mundo exterior como algo violento que les agrede constantemente. A todos estos precedentes pueden sumarse las malas relaciones en el seno de la familia. Existe una mayor incidencia en varones.

Su vida se desarrolla en una habitación de la que no salen, refugiándose normalmente en un mundo virtual, rodeados de videoconsolas e internet, aunque recientes estudios han puesto de manifiesto que solo el 10% de los que sufren esta patología utilizan internet para relacionarse con otras personas.

Aislamiento social
Este proceso de aislamiento es gradual y comienza cuando empiezan a recluirse en su habitación cada vez por más tiempo, como absorbidos por internet, dejan de llamar y quedar con sus escasos amigos y empiezan a descuidar sus estudios. Es aquí donde comienza esta especie de suicidio social.

Todo lo hacen sin salir de casa, alterando incluso sus ritmos diarios: duermen durante el día, comen por la tarde y se pasan la noche jugando a videojuegos o viendo la televisión. También descuidan su higiene y no se comunican ni tan siquiera con sus familiares. Algunos, atemorizan a sus padres y tienen comportamientos agresivos; otros, se ven abrumados por la tristeza, la obsesión, la ansiedad y la depresión desencadenadas por el encierro, llegando al suicidio en algunos casos.

Aunque este fenómeno proviene de Japón y se asocia a la cultura exigente, competitiva e individualista nipona, poco a poco se ha ido extendiendo como una pandemia al resto del mundo, si bien con características diferentes según cada sociedad. En España, este síndrome también conocido como ‘’de la puerta cerrada’’ acumula ya más de 200 casos en los últimos años. En Japón, los afectados se cuentan por millones.

La razón para no salir de casa se debe al deseo de estar solos y a un sentimiento de apatía hacia el mundo exterior unido al temor a salir de su entorno de protección, su pequeña burbuja de seguridad.

Tipos de Hikikomori
Si bien todos los casos de Hikikomori tienen en común el aislamiento, no todos lo llevan a cabo de la misma forma ni en el mismo grado. Por ejemplo, el junhikikomori o pre-hikikomori sale de vez en cuando o asiste al colegio o la universidad, pero evitando cualquier tipo de relación social.

El Hikikomori social, que rechaza el trabajo y los estudios, mantiene algunas relaciones sociales, aunque sea a través de internet. Por otro lado, el Tachisukumi-gata presenta una fobia social muy marcada y se siente paralizado por el miedo.

Por último, estaría el caso del Netogehaijin, literalmente traducido como ‘’zombie del ordenador’’ que son personas totalmente recluidas que dedican todas las horas del día que permanecen despiertos usando el ordenador u otros medios virtuales que tengan a su alcance.

Causas del Hikikomori
Parece imposible que una persona joven sea capaz de confinarse durante meses o incluso años entre cuatro paredes sin querer tener ningún tipo de relación con el mundo ¿verdad?

Las causas que se cree que pueden desencadenar este trastorno son actualmente meras hipótesis. Algunos piensan que es la tecnología y el mundo virtual en el que viven rodeados los jóvenes, llegando a perder el contacto con la realidad.

Otros, sin embargo apuntan hacia factores familiares (excesiva presión de los padres para que su hijo triunfe en la vida y poca comunicación en la familia por los) y socioeconómicos: sociales en cuanto a presión de la sociedad hacia el conformismo y la uniformidad y rechazo a lo diferente (esto sucede de forma muy marcada en la sociedad nipona), y económicos en lo relacionado con los horarios de trabajo de los padres, que les impide pasar tiempo con sus hijos e imposibilita unan adecuada comunicación familiar.

No obstante, buscar una única causa para un fenómeno social como este sería un error, ya que lo más probable es que esté multideterminado.

Síntomas del Hikikomori
Los síntomas principales que podrían anunciar el aislamiento son:

Rechazo a asistir al colegio debido en muchas ocasiones al acoso escolar

Pérdida total de amigos o desengaño amoroso

Escasas habilidades sociales de base

Baja autoestima

Personalidad depresiva

Excesiva dependencia de las relaciones familiares

Insomnio o alteración de los ritmos diarios (duermen por el día y permanecen activos por la noche)

Presión familiar para que cumplan su papel con la sociedad (estudiar, buscar trabajo) y para que cumplan las expectativas o los planes que sus padres tienen para ellos

Escasa o nula tolerancia a la frustración

Etc.

Efectos del Hikikomori en las personas
La reclusión voluntaria durante meses o años puede provocar importantes efectos sobre la salud, tanto física como mental.

A nivel físico el cuerpo padece los efectos de no hacer ningún tipo de ejercicio físico ni llevar una dieta equilibrada como anemias, fragilidad en las articulaciones, llagas por permanecer demasiado tiempo tumbados sin moverse, etc.

A nivel psicológico, la ausencia de contacto puede hacer perder al joven casi por completo sus habilidades sociales para relacionarse con sus congéneres, a la vez que experimentan sentimientos constantes de inseguridad y culpabilidad, lo cual refuerza su conducta de permanecer encerrados.

Tratamiento para el Hikikomori
Aún no se ha establecido un tratamiento estándar para atajar esta problemática, debido a que se trata de un trastorno relativamente nuevo y al enfrentamiento entre los enfoques oriental y occidental.

En Japón, donde se originó este trastorno social, se defiende que el afectado salga de su aislamiento por sus propios medios y de forma progresiva, sin presionarlo y tratando de hacerle entrar en razón. Por el contrario, en los países occidentales, los expertos recomiendan una postura más firme y atacar el problema de raíz, obligando al joven Hikikomori a salir de su habitación.

En occidente más en concreto, podemos señalar dos grandes aproximaciones en cuanto a terapias se refiere:

1. El método médico-psiquiátrico
Este tipo de tratamiento trata el problema como un desorden mental o conductual que demanda la recuperación en hospital y el uso de fármacos. Su enfoque se centra en reorganizar la relación familiar con el paciente, fomentando las estrategias de comunicación, de manera que los padres también se ven implicados en la terapia. Cuando el joven está lo suficientemente recuperado como para acudir a la clínica por sus propios medios se empieza a trabajar con sesiones de psicoterapia.

2. El método psicosocial
Este método estaca la necesidad de apoyo psicológico para ayudar a la víctima Hikikomori a salir de su encierro. Suele optarse por alejar al joven adolescente de casa, alojándolo posteriormente en una comunidad con otros chicos y chicas que padezcan su misma problemática, para fomentar la convivencia, el contacto humano, re-aprender habilidades sociales y comunicativas, etc. Todo ello a través de actividades que les resulten atractivas y que puedan compartir de forma grupal. Parece ser que los grupos de autoayuda se han convertido en una pieza clave para lograr la reinserción social de los afectados.

Diagnóstico diferencial del Hikikomori
Debido a su amplia sintomatología, poco definida en la actualidad, a menudo se puede confundir este trastorno con otros del tipo Agorafobia, Trastorno Obsesivo Compulsivo, síndrome de Diógenes, etc. Por poner un ejemplo, el Hikikomori se diferencia de la agorafobia en que, dentro de su entorno protegido, pueden llevar una vida normalizada. Recibir visitas, llamar por teléfono, etc. Un agorafóbico se aísla por miedo, aunque desea poder formar parte de la sociedad y salir al exterior, mientras que el hikikomori rechaza esa opción y se recluye voluntariamente.

Una investigación llevada a cabo por (2002) sugiere que las conductas compulsivas propias del TOC u otras conductas típicas de los trastornos mencionados anteriormente no son más que efectos secundarios del Hikikomori.
Por ello sugiere que el diagnóstico diferencial de Hikikomori frente al de depresión, TOC, esquizofrenia u otros trastornos obsesivos junto a una detección precoz son primordiales para la pronta recuperación de la persona, ya que los afectados por Hikikomori no sufren un trastorno per se. En la mayoría de los casos sus comportamientos pueden ser explicados de una manera lógica por la vida que llevan, el impacto que sobre ellos tiene la sociedad, la cultura en la que están inmersos y su ambiente familiar y personal. Son personas normales en una situación altamente conflictiva

Fuente: psicología y mente

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