27/10/2025
En un mundo que impulsa la independencia y el individualismo, olvidamos algo esencial: somos seres profundamente sociales.
Nuestro cerebro está diseñado para vincularse, cooperar y sentir que pertenecemos a un grupo.
El sentido de pertenencia no solo brinda bienestar emocional, sino que regula el sistema nervioso, reduce la ansiedad y fortalece la resiliencia frente al estrés.
Cuando compartimos nuestras experiencias con otros (y somos escuchados sin juicio), nuestro cuerpo libera oxitocina, una hormona que promueve la calma, la confianza y la conexión.
Participar en una comunidad (sea familiar, terapéutica, deportiva o espiritual) nos recuerda que no estamos solos en lo que sentimos.
Esa sensación de “ser parte” puede ser, muchas veces, el inicio de la sanación emocional.
A veces la terapia no solo ocurre en consulta, sino en una charla sincera, en un grupo que te abraza o en un espacio donde puedes ser tú mismo.
✨ Pertenecer también es sanar.
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