Psic. Roque Gibran Garibaldi Canales

Psic. Roque Gibran Garibaldi Canales Psicología Clínica y Tanatología Licenciatura en Psicología - Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (Ced.

Prof. 10008215)

Maestría en Psicología Clínica - Centro Universitario Metropolitano de Hidalgo (Ced. Prof. 12088903)

Diplomado en Tanatología - Universidad de La Salle Hidalgo

Diplomado en Psicooncología - Capacitación y Especialización Profesional KN21 - Ciudad de México

YA ME DI CUENTA QUE NO ES POR AQUÍ, PERO TAMPOCO ES POR ACÁ. VIENDO BIEN NO CREO QUE SEA POR ALLÁ, DICEN QUE CUANDO SE C...
29/09/2025

YA ME DI CUENTA QUE NO ES POR AQUÍ, PERO TAMPOCO ES POR ACÁ. VIENDO BIEN NO CREO QUE SEA POR ALLÁ, DICEN QUE CUANDO SE CIERRA UNA PUERTA SE ABRE UNA VENTANA ¡NO CREO!: QUÉ HACER CON LOS PROBLEMAS QUE NO TIENEN SOLUCIÓN

"Los problemas no son señales de alto, son guías en el camino” Robert H. Schuller

Hablar de la enorme travesía llamada vida y hacer referencia al desarrollo humano es también reconocer las diversas problemáticas que pueden surgir en ese viaje. Aunque no siempre lo parezca y varíe según la perspectiva de cada persona, algunas dificultades se presentan como retos casi insuperables: obstáculos que ponen a prueba nuestra resiliencia y habilidades. En muchos casos, estos desafíos no cuentan con soluciones claras u obvias.

Basándome en lo anterior, considero que forma parte de la condición humana caer, en ocasiones, en la incertidumbre y la desesperación, especialmente cuando no se cuentan con las herramientas o la inteligencia emocional necesarias para afrontar problemas que carecen de una solución clara. El psicólogo francés Boris Cyrulnik señala que las dificultades nos impulsan a comprender la complejidad humana y la variedad de respuestas que podemos tener ante una misma situación.

¿POR QUÉ SOLEMOS HACER UNA TORMENTA EN UN VASO DE AGUA?

Los problemas que parecen imposibles de resolver son universales. Van desde conflictos personales, como una ruptura amorosa, hasta desafíos globales, como las pandemias. Muchas veces, las soluciones parecen inalcanzables o efímeras. El psicólogo estadounidense Martin Seligman —mi héroe— explica que, ante problemas sin solución, es normal sentir frustración, desesperanza y resignación. Estas emociones pueden llevar a la apatía y a creer que no se puede cambiar la situación.

Reconocer que no existe una solución inmediata no significa que el problema sea insuperable. Muchas veces, las dificultades parecen imposibles de superar debido a una visión limitada o enfocada únicamente en los obstáculos. Como señalaba el psicólogo estadounidense Steve de Shazer, centrar la atención en las soluciones en lugar de los problemas fomenta una actitud abierta y proactiva frente al cambio.

Aprender a tolerar la ambigüedad y la incertidumbre, así como a adaptarse a los cambios, son habilidades clave en un mundo cada vez más complejo y cambiante. La capacidad para convivir con lo desconocido nos permite manejar la ansiedad que surge cuando las cosas no están claras o no siguen un camino predecible. Adaptarse a nuevas circunstancias, en lugar de resistirse a ellas, nos abre la puerta a crecer y encontrar soluciones creativas.

En consulta, procuro enseñar a los pacientes conceptos como la resiliencia, la aceptación, la adaptación y la búsqueda de sentido de vida para afrontar problemas que en apariencia son insolubles. Estos conceptos resaltan la importancia de desarrollar la capacidad de recuperarse ante la adversidad, de reconocer con claridad la realidad tal como es —sin negarla ni distorsionarla— y de ajustar nuestras estrategias y acciones en función de las circunstancias cambiantes.

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¡SOMOS LO QUE COMEMOS! ME QUEDO CON HAMBRE. NO ME GUSTA CÓMO SE VE MI CUERPO; TAL VEZ PUEDA CAMBIARLO, NO SÉ QUE ME ESTÁ...
22/09/2025

¡SOMOS LO QUE COMEMOS! ME QUEDO CON HAMBRE. NO ME GUSTA CÓMO SE VE MI CUERPO; TAL VEZ PUEDA CAMBIARLO, NO SÉ QUE ME ESTÁ PASANDO: COMO LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN E INGESTA DE ALIMENTOS REPERCUTEN EN LA IMAGEN PROPIA

“Somos lo que comemos” Ludwig Feuerbach

A menudo soy invitado a dar charlas sobre temas de psicología y tanatología. Cuando el público es joven, suele surgir el interés por los trastornos alimentarios y su impacto en la salud mental, malamente, esto se ha vuelto un problema que afecta principalmente a mujeres jóvenes en nuestro país.

¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN E INGESTA DE ALIMENTOS?

Los trastornos de la alimentación son cambios duraderos y anormales en los hábitos alimenticios que afectan tanto la cantidad como la relación con el alimento. Estos trastornos impactan la salud física, causando problemas nutricionales y médicos graves, y también afectan el bienestar emocional y social, generando ansiedad, depresión y aislamiento. Además, dificultan las relaciones personales y laborales, por lo que requieren un tratamiento integral que abarque aspectos físicos, psicológicos y sociales para una recuperación efectiva.

¿CUÁLES SON LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN E INGESTA DE ALIMENTOS?

Los trastornos de alimentación son: el trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimentos, el trastorno de anorexia nerviosa, el trastorno de bulimia nerviosa y el trastorno de atracones.

¿CÓMO AFECTA EN LA IMAGEN PROPIA LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN E INGESTA DE ALIMENTOS?

La autoimagen, desde la psicología clínica, es cómo una persona se percibe a sí misma, de manera positiva o negativa. Según Nathaniel Branden, esta percepción influye mucho en el bienestar emocional, la autoestima y la actitud ante la vida.

La anorexia es uno de los trastornos más graves porque distorsiona la autoimagen corporal, haciendo que la persona perciba su cuerpo de forma irreal y se esfuerce por perder peso, lo que genera conflictos con su entorno cercano.

La bulimia es un trastorno alimentario peligroso y difícil de detectar porque quienes la padecen suelen aparentar normalidad, socializan y mantienen un peso que no genera sospechas, lo que complica su identificación y tratamiento oportuno.

En conclusión, notamos que se produce una distorsión de la percepción corporal y un miedo creciente a engordar, lo que lleva a hábitos poco saludables para controlar el peso. En el mundo del modelaje, esta obsesión con la comida y las dietas extremas genera malestar psicológico y conflictos personales y profesionales.

EL CISNE NEGRO (2010): UNA PELÍCULA QUE EXPLICA ESTO

El Cisne Negro sigue a Nina Sayers, una bailarina perfeccionista que lucha por el papel principal en el “Lago de los Cisnes” mientras enfrenta presiones externas, un combate con la anorexia y una imagen corporal distorsionada.

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¡QUÉ TRÁGICO! LA VIDA ME LA DIO, Y LA MISMA VIDA SE LA LLEVÓ. NO SERÁ FÁCIL VIVIR SIN ESA PERSONA. ESTE MUNDO YA NO SE V...
15/09/2025

¡QUÉ TRÁGICO! LA VIDA ME LA DIO, Y LA MISMA VIDA SE LA LLEVÓ. NO SERÁ FÁCIL VIVIR SIN ESA PERSONA. ESTE MUNDO YA NO SE VE NI SE SIENTE IGUAL, NI SIQUIERA PUDE DESPEDIRME: AFRONTANDO LA MUERTE DE UN SER QUERIDO

"El recuerdo es el único paraíso del que no podemos ser expulsados” Jean Paul Richter

La tanatología abarca todo lo relacionado con las pérdidas, especialmente cuando se trata de un ser querido. Como tanatólogo, puedo decir que la muerte de un ser amado es un proceso doloroso y devastador, pero, al mismo tiempo, natural, ya que forma parte del ciclo humano. Como lo decía el Dr. Sigmund Freud (1856-1939): “La meta de la vida es alcanzar la muerte”.

Cabe señalar que, en algunos casos, el duelo puede tornarse en una psicopatología; es decir, puede considerarse un trastorno psicológico: el trastorno por duelo prolongado. Este se presenta cuando el individuo no logra superar una pérdida durante un periodo extenso o cuando esta afecta de forma tan significativa que perjudica gravemente su salud.

¿EXISTEN CLAVES PARA AFRONTAR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO?

Cuando muere una persona que consideramos cercana, pareciera que el mundo entra en un letargo, uno que nos obliga a "aprender" a vivir en un mundo en el que esa persona ya no está. Con esto en mente, dejo las estrategias a considerar.

La primera estrategia para afrontar la muerte de un ser querido es comunicarse con la red de apoyo. Hablar sobre lo sucedido y expresar los sentimientos tiene un efecto terapéutico que ayuda a superar el duelo, según el psicólogo Colin Murray Parkes.

La segunda estrategia para enfrentar el duelo es aceptar los propios sentimientos, permitiendo que el dolor se exprese sin reprimirlo, como recomienda la psicóloga Therese Rando.

La tercera estrategia para afrontar el duelo es brindar apoyo a otros que también sufren la pérdida, mostrando empatía y acompañamiento, especialmente en casos de fallecimientos impactantes como el de una pareja.

La cuarta estrategia ante el duelo es participar activamente en ceremonias relacionadas con el fallecimiento, ya que los rituales ayudan a despedirse y tienen un valor terapéutico y cultural, especialmente en contextos como el mexicano.

La quinta estrategia se basa en conservar algunos recuerdos valiosos. Los recuerdos positivos ayudan a sanar y mantener viva la conexión con el ser querido.

La sexta estrategia para afrontar el duelo es evitar el aislamiento, ya que encerrarse intensifica el dolor y puede llevar a un enfoque obsesivo en los recuerdos, lo que empeora el sufrimiento.

La séptima estrategia para afrontar el duelo es cuidarse, manteniendo hábitos saludables y atención personal, ya que descuidarse puede afectar tanto la salud física como la mental.

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ESTAR AISLADO ES DOLOROSO, SIN LUGAR PROPIO. CREO QUE PUEDO CONECTAR, SOLO PIDO SER CONOCIDO Y ACEPTADO. MIS RAÍCES CON ...
08/09/2025

ESTAR AISLADO ES DOLOROSO, SIN LUGAR PROPIO. CREO QUE PUEDO CONECTAR, SOLO PIDO SER CONOCIDO Y ACEPTADO. MIS RAÍCES CON LOS DEMÁS SON INVISIBLES E INTANGIBLES ¿A DÓNDE PERTENEZCO?: ASÍ SUENA LA PERTENENCIA FRUSTRADA Y SU RELACIÓN CON EL SUICIDIO

"El verdadero hogar no es un lugar, sino una sensación de pertenencia” Verna Myers

Desde que damos nuestros primeros pasos y nos desarrollamos en nuestro entorno, crece junto con nosotros la necesidad de establecer vínculos y ser partícipes de uno o varios grupos sociales; es decir, pertenecer a una comunidad e interactuar con sus integrantes. Como decía la antropóloga Margaret Mead (1901-1978): “Las personas somos seres sociales por naturaleza, buscando conexiones significativas y relaciones que nos hagan sentir parte de algo, proporcionándonos apoyo social y emocional”. Ahora bien, si nos damos cuenta, cuando esta necesidad de pertenencia se ve obstaculizada, puede causar daños considerables a la salud mental.

No es necesario ser un profesional de la sociología o la psicología social para comprender la importancia de la pertenencia en la vida social humana. Desde los primeros años, buscamos la aceptación y validación de los padres o tutores, la interacción con nuestros semejantes y el desarrollo del cariño. Como señalaba el Dr. John Bowlby (1907-1990): “Las relaciones significativas no solo nos brindan compañerismo y alegría, sino que también actúan como un amortiguador y un refugio en momentos de adversidad”.

Desde la psicología social, la teoría de la pertenencia frustrada nos revela los mecanismos que subyacen a los efectos nocivos del rechazo social. Diversos profesionales en esta área señalan que cuando un individuo está constantemente expuesto al rechazo o a la exclusión social, su necesidad de pertenencia no se satisface, lo que puede derivar en el desarrollo de alienación y desesperanza. Como tanatólogo, he observado que este tipo de problemáticas suele acompañarse del surgimiento de pensamientos suicidas, un aislamiento constante y cambios radicales en el estado de ánimo.

¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DE LA PERTENENCIA EN LA VIDA HUMANA?

La necesidad de pertenencia es una característica fundamental de la experiencia humana. Desde tiempos antiguos, el ser humano dedica gran parte de su vida a buscar conexiones con otros y anhela “sentarse en la mesa” de los grupos sociales que le interesan. Es ser parte de algo que trasciende la individualidad superficial, es decir, sentirse aceptado, valorado y comprendido dentro de un contexto social.

Como señaló el psicólogo Erik Erikson (1902-1994): “Cuando nos sentimos conectados con otros, experimentamos una sensación de seguridad y apoyo que contribuye a nuestra salud mental, además de fortalecer nuestra identidad”. Las personas que se sienten excluidas o rechazadas tienden a experimentar un deterioro en su bienestar biopsicosocial, lo que incrementa su vulnerabilidad a trastornos mentales, como los trastornos depresivos.

HABLEMOS DE LA TEORÍA DE LA PERTENENCIA FRUSTRADA

La teoría de la pertenencia frustrada ofrece una comprensión profunda de cómo la falta de conexión social puede afectar negativamente el bienestar psicológico de las personas. Según esta teoría, la pertenencia frustrada ocurre cuando los individuos no logran satisfacer su necesidad básica de pertenencia debido a experiencias de rechazo, exclusión o desconexión con los demás. Esta misma teoría sugiere que la falta de conexión social no solo tiene repercusiones inmediatas en el bienestar emocional, sino que también puede tener efectos duraderos en la salud mental a largo plazo.

Como dato curioso, la pertenencia frustrada está estrechamente relacionada con el concepto de carga social percibida, es decir, la percepción de que uno es una carga para sí mismo o para los demás. Como exponía el psicólogo Roy F. Baumeister: “Cuando los individuos experimentan la exclusión social de manera continua, es más probable que desarrollen sentimientos de inutilidad y desesperanza, lo que puede aumentar su vulnerabilidad a pensamientos de muerte”.

PERTENENCIA FRUSTRADA Y EL SUICIDIO, MÁS CONECTADOS DE LO QUE UNO SE IMAGINA

Cuando las personas experimentan de forma constante una sensación de pertenencia frustrada, pueden desarrollar un sentimiento abrumador de desesperanza. La falta de apoyo social y emocional puede hacer que sientan que no tienen razones para vivir ni esperanza de que su situación mejore. Esta percepción puede dar lugar a pensamientos suicidas y, en casos extremos, a intentos de suicidio. Cabe destacar que no todas las personas que experimentan exclusión o desconexión social desarrollarán pensamientos suicidas; sin embargo, estos factores pueden incrementar el riesgo en quienes ya presentan una vulnerabilidad previa.

ESTRATEGIAS PARA ABORDAR LA PERTENENCIA FRUSTRADA Y PREVENIR EL SUICIDIO

La primera estrategia es el fomento de la inclusión. Esto implica crear entornos en los que todas las personas se sientan valoradas, respetadas y aceptadas, independientemente de su origen, género, orientación sexual u otras características personales.

La segunda estrategia consiste en fortalecer las redes de apoyo. Las relaciones significativas con amigos, familiares y otros seres queridos desempeñan un papel crucial en el bienestar emocional, y pueden actuar como un amortiguador frente al sentimiento de pertenencia frustrada.

La tercera estrategia se divide en dos, en el fomento de la conciencia y la intervención temprana. Es fundamental aumentar la conciencia sobre la importancia de la salud mental y eliminar el estigma asociado a los trastornos mentales y al suicidio. Fomentar conversaciones abiertas y honestas sobre estos temas puede ayudar a que las personas se sientan más cómodas al buscar ayuda y apoyo cuando lo necesiten. Las intervenciones tempranas también son fundamentales para la prevención del suicidio. Esto puede incluir la detección y el tratamiento oportunos de trastornos mentales, así como la intervención ante situaciones de exclusión social o acoso.

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HACE TIEMPO QUE NO HABLAMOS, COMO SI NO EXISTIERA. NO CREO QUE YO EXISTA PARA ELLA, PERO A VECES ME GUSTARÍA VERLA Y HAB...
01/09/2025

HACE TIEMPO QUE NO HABLAMOS, COMO SI NO EXISTIERA. NO CREO QUE YO EXISTA PARA ELLA, PERO A VECES ME GUSTARÍA VERLA Y HABLARLE LA RELACIÓN ESTÁ POR LOS SUELOS; A VECES QUIERO RESOLVERLO: CÓMO MEJORAR LA MALA RELACIÓN CON MI MADRE

"Una madre es la que puede tomar el lugar de todos, pero cuyo lugar nadie más puede tomar” Gaspar Mermillod

Algo que caracteriza a nuestra hermosa nación y que está presente en la psicología del mexicano es la importancia de la madre. Ya sea para bien o para mal, la figura materna se encuentra presente (o ausente) en la mayoría de los hogares mexicanos, y cumple (o deja de cumplir) un papel sumamente vital en el desarrollo biopsicosocial de sus hijos. El hecho de que haga énfasis en la ausencia o el conflicto con la madre se debe a que esto se considera relevante en el plano psicológico. El conflicto con la madre (o la ausencia de la misma) se han acrecentado en estos tiempos tan difíciles que atraviesan miles de familias mexicanas (algo que he notado en consulta constantemente).

Existen situaciones en las que la relación entre madre e hijo(a) se ve afectada negativamente. Diversos factores pueden influir en ello, entre los que destacan las carencias en la comunicación, la falta de compromiso mutuo o la presencia de asperezas que, con el tiempo, se intensifican y terminan por detonar conflictos mayores. Sin embargo, hasta cierto punto, es posible superar una mala relación con la madre, recuperar el vínculo y sanar, ya sea de forma individual o mutua.

¿ES IMPORTANTE LA RELACIÓN CON MI MADRE?

En la psicología del mexicano, el comportamiento de la madre tiene una enorme influencia en la vida de todas las personas. De la relación con la madre depende en gran medida la autoestima, la confianza, la seguridad y la integración en las dinámicas interpersonales. Como señalaba el psicólogo John Bowlby (1907-1990):
“Una relación positiva con la madre puede hacer que el niño se sienta amado y aceptado incondicionalmente. Por el contrario, una relación basada en la tensión y las complicaciones puede generar inseguridades y resentimiento.”

No creo que sea necesario ser un experto en psicología y desarrollo humano para entender que la madre juega un papel vital en la formación de la identidad de una persona. Como afirmaba la psicóloga Mary Ainsworth (1913-1999):
“La manera en que una madre nutre, apoya y valida a su pequeño tiene un gran impacto en la percepción que este va formando de sí mismo, además de repercutir en su capacidad para establecer relaciones interpersonales sanas y auténticas con sus semejantes.”

¿QUÉ CONSEJOS ME SIRVEN PARA RECUPERAR LA RELACIÓN CON MI MADRE?

Quiero enfatizar que, malamente, en la relación entre madre e hijo(a), pueden surgir lo que se conoce como heridas de la infancia, las cuales se generan a partir de la actuación y la presencia (o ausencia) de la figura materna. Ya he abordado este tema en un artículo anterior, al cual te invito a echar un vistazo.

Como psicoterapeuta, puedo decir que las razones son infinitas. Estas van desde la sobreprotección, el abandono emocional, la violencia (tanto física como psicológica), entre otras. Cargar con lo mencionado es algo complicado y doloroso, siendo muchas veces este el motivo de consulta de varios pacientes. Ya en la adultez, es posible “pasar página”; sin embargo, es preferible darle una resolución adecuada.

El primer consejo consiste en aceptar la realidad de la relación. Si está complicada, no le metas mano. No pasa nada; de nada sirve caer en la negación. No se trata de fingir que el conflicto no existe.

El segundo consejo va centrado en la reflexión sobre el papel que uno ocupa en la relación con la madre. Antes de tratar de reparar una relación con su madre, es importante que puedas examinar tu papel en la relación actual. Si los problemas surgieron en la edad adulta, habrá que tomar en cuenta las acciones del pasado.

El tercer consejo se basa en la comunicación con ella, pero solo si es posible (no se trata de “sacar agua de las piedras”). Si la comunicación con la madre sigue abierta y se considera prudente, es posible compartir los sentimientos. Y si ella ya no está físicamente, puedes sanar incluso sin que sea testigo; se trata de llevar a la práctica la honestidad y darles validez y sentido a tus emociones.

El cuarto consejo se basa en el establecimiento de límites sanos. Las normas y límites nunca deben faltar ni fallar. Establecer límites claros con la madre también implica definir qué tipo de comportamiento es tolerable y cuál no.

El quinto consejo es el de buscar ayuda profesional. Si la relación con la madre ha sufrido mucho daño y no es posible darle resolución, es preciso buscar ayuda. Consultar a un psicoterapeuta puede brindar herramientas y recursos adicionales para abordar los problemas en dicha relación.

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¿DESCANSAR ES DELITO? SIENTO QUE EL NO HACER NADA ME MATA, LA CULPA ES INVISIBLE PARA OTROS, PERO NO DEJA DE ESTAR AHÍ. ...
25/08/2025

¿DESCANSAR ES DELITO? SIENTO QUE EL NO HACER NADA ME MATA, LA CULPA ES INVISIBLE PARA OTROS, PERO NO DEJA DE ESTAR AHÍ. CREO QUE PUEDO ROMPER ESTO: ¿POR QUÉ ME SIENTO CULPABLE CUANDO NO HAGO NADA?

"El hombre está condenado a ser libre. Una vez que está arrojado al mundo, es responsable de todo lo que hace. Esa responsabilidad es lo que llamamos culpa" Jean-Paul Sartre

Lastimosamente, vivimos en una sociedad donde la productividad obligatoria se ha normalizado en un sistema centrado en el trabajo. En una sociedad cada vez más interconectada y guiada por las exigencias de la cotidianidad, marcada por la conectividad y la vida laboral y social, resulta muy complejo encontrar momentos para conectar con uno mismo y permitirse un respiro. El descanso es necesario para todas las personas, sin importar la personalidad o la manera en que afronten sus rutinas. Es importante dejar de entender el descanso como “no hacer nada”; recargar energías es fundamental para afrontar incluso los aspectos más mínimos de la vida moderna.

La cultura de la inmediatez y el trabajo constante al que nos enfrentamos son, con toda probabilidad, las principales causantes de ese sentimiento de culpa cuando “no hacemos nada”. La sociedad capitalista, en constante movimiento, en la que vivimos nos obliga a sentir que no podemos detenernos en ningún momento, forzándonos a encontrar momentos de trabajo o productividad incluso cuando no deberían tener cabida.

¿QUÉ ES LA CULPA? ¿QUÉ LA INACTIVIDAD? ES HORA DE SABERLO

Desde la psicología general, la culpa se define como una emoción compleja que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Puede manifestarse como un sentimiento de responsabilidad o remordimiento por algo que hemos hecho o dejado de hacer. En el contexto de la inactividad, la culpa puede surgir cuando nos permitimos momentos de descanso sin realizar actividades que consideramos productivas. La inactividad, tristemente, se ha vuelto un término cargado de connotaciones negativas en una sociedad que solo se enfoca en la productividad incesante. Muchas veces nos sentimos presionados a estar siempre ocupados (en lo que sea), como si la valía personal estuviera directamente vinculada a la cantidad de tareas realizadas en un día (¡ya ni Robotina, de Los Supersónicos, lograba eso!).

Desde la psicología del mexicano, la inactividad suele asociarse "por default" con la pereza o la falta de ambición. Sin embargo, el descanso es una parte esencial de la vida, ya que nos permite recargar nuestras energías. Cabe mencionar que el psicólogo Abraham Maslow (1908–1970) lo consideraba una necesidad primaria dentro de su pirámide de necesidades básicas. A pesar de ello, las expectativas culturales a menudo nos hacen sentir culpa al dedicar tiempo a actividades que no están directamente relacionadas con la productividad laboral o académica, como el desarrollo de pasatiempos.

En nuestra sociedad actual, las tecnologías y las redes sociales en general han exacerbado esta presión continua. La comparación frecuente con las vidas aparentemente perfectas de los demás, que a menudo se proyectan en plataformas digitales, intensifica la sensación de que deberíamos estar haciendo algo en todo momento. Esto crea un ciclo perpetuo de inquietud y culpabilidad cuando nos permitimos momentos de descanso.

¿QUÉ TIENEN QUE VER LA PRESIÓN SOCIAL Y LAS ALTAS EXPECTATIVAS?

La presión social y las altas expectativas desempeñan un papel crucial en la forma en que percibimos la inactividad y, por ende, cómo experimentamos la culpa asociada. Curiosamente, vivimos en una sociedad que valora la productividad y la eficiencia, donde la ocupación constante se considera un símbolo de éxito. La comparación constante con los demás a través de plataformas digitales ha creado un estándar irreal de lo que es una vida productiva. Las imágenes cuidadosamente seleccionadas de logros y momentos felices pueden generar una sensación de insuficiencia en quienes no están constantemente realizando actividades destacadas. Este fenómeno contribuye directamente a la sensación de culpa cuando se toma un tiempo de descanso.

Como psicoterapeuta, puedo asegurar que, al cambiar la percepción cultural de la inactividad, podemos comenzar a liberarnos de la culpa innecesaria y permitirnos disfrutar de momentos de descanso sin remordimientos. Como diría Doc Hudson (de Pixar Cars): "Es bueno pisar el acelerador, pero también saber que el freno está ahí, al lado".

¿CUÁL ES LA IMPORTANCIA DEL DESCANSO Y LA AUTOCOMPASIÓN?

El descanso y la autocompasión son elementos fundamentales para cultivar una relación saludable con la inactividad y liberarnos de la culpa que esta genera. En nuestra sociedad centrada en la productividad, a menudo subestimamos el valor del tiempo de descanso y desconexión. De igual manera, no debemos dejar de lado la autocompasión, la cual juega un papel crucial en la manera en que afrontamos la inactividad y la culpa asociada.

Curiosamente, la sociedad a menudo nos empuja a ignorar nuestras necesidades personales en aras de una productividad constante. Sin embargo, aprender a valorar y respetar nuestro bienestar es esencial para construir una vida equilibrada y satisfactoria. La autocompasión nos permite aceptar que la inactividad no es un fracaso, sino una parte necesaria de la vida.

¿CUÁLES SON LAS ESTRATEGIAS PARA GESTIONAR LA CULPA?

La primera estrategia es la reestructuración cognitiva. Consiste en identificar y desafiar los pensamientos irracionales relacionados con la culpa por no hacer nada.

La segunda estrategia consiste en establecer límites. Aprende a decir no cuando sea necesario y fija límites claros en tu vida. Reconoce tus propias necesidades y prioriza el autocuidado.

La tercera estrategia es practicar la autocompasión. Cultiva una mentalidad amable y comprensiva contigo mismo. Reconoce que todos necesitamos momentos de descanso y que este tiempo no debe verse como una indulgencia, sino como una necesidad básica para tu bienestar. Evita la autocrítica y abraza la idea de que mereces cuidarte.

La cuarta estrategia consiste en crear rutinas que favorezcan el descanso. Integra conscientemente momentos de relajación y descanso en tu día a día. Programa tiempos específicos para desconectarte y disfrutar de actividades que te brinden placer y tranquilidad.

La quinta estrategia consiste en incorporar la meditación. Integra prácticas de mindfulness y meditación en tu rutina diaria. Estas técnicas pueden ayudarte a mantenerte presente en el momento actual, reduciendo la ansiedad asociada a la inactividad.

La sexta estrategia es reconocer los logros obtenidos. Celebra tus éxitos, incluso los más pequeños. Reconoce tus logros diarios y comprende que el descanso no es una recompensa que debas ganar, sino un componente esencial para mantener el equilibrio y la salud.

La séptima estrategia consiste en reconectar con tus valores fundamentales. Reflexiona sobre ellos y reconoce que descansar y cuidar de ti mismo son elementos clave para llevar una vida significativa y equilibrada. Al alinear tus acciones con tus valores, podrás valorar mejor la importancia de la inactividad en la búsqueda de una vida plena.

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MIS PACIENTES ME PERCIBEN COMO UN SER IMBATIBLE, PERO NO LO SOY. SOY HUMANO, CON VIRTUDES Y DEFECTOS, CON LA DISPOSICIÓN...
18/08/2025

MIS PACIENTES ME PERCIBEN COMO UN SER IMBATIBLE, PERO NO LO SOY. SOY HUMANO, CON VIRTUDES Y DEFECTOS, CON LA DISPOSICIÓN DE AYUDAR, PERO, CON MIEDOS EN EL PROCESO DE HACERLO: LOS TEMORES MÁS COMUNES DE UN PSICOTERAPEUTA

"Conocer tu propia oscuridad es el mejor método para lidiar con la oscuridad de las demás personas" Carl G. Jung

El mes pasado celebré un año más como psicoterapeuta; con este, ya son ocho años dedicándome a esta apasionante (aunque compleja) profesión. Brindar apoyo y compañía a otros en sus procesos clínicos representa un gran reto, pues ese camino rara vez está libre de obstáculos. Cabe señalar que incluso psicoterapeutas con más experiencia que yo pueden atravesar momentos de incertidumbre y dificultad —al final, también somos humanos.

Basado en la experiencia personal, puedo decir que volverse psicoterapeuta requiere caminar un largo trecho formativo. Lamentablemente, pese a la exorbitante cantidad de estudios que muchos poseemos, a veces solemos apreciarnos desde la inseguridad y la insuficiencia; no es raro notar que algunos psicoterapeutas no nos sintamos realmente capacitados para desempeñar nuestras funciones.

Como lo expresa el Dr. Irvin D. Yalom: “En el camino del aprendizaje clínico, es natural que los psicoterapeutas sientan miedo”. Y concuerdo con él: más allá del respaldo académico, somos seres humanos con nuestros temores e inseguridades, mismos que salen a flote en cualquier momento. Ahora bien, pasaremos a ver cuáles son los temores más comunes de los psicoterapeutas y cómo gestionarlos.

¿CUÁLES SON LOS 7 TEMORES COMUNES QUE RONDAN LA MENTE DEL PSICOTERAPEUTA?

En primer lugar, está el miedo a quedarse en blanco. Una sesión terapéutica requiere una alta dosis de concentración. Como profesionales, debemos escuchar atentamente al paciente y saber qué decir en cada momento. Como lo recomienda el Dr. Gianmarco Manfrida: “Algo que resulta imprescindible para el terapeuta es la autenticidad. Como psicoterapeuta no se debe ni se puede tener una respuesta ideal para todo; se quiera o no, el silencio suele predominar. Ante esto, transmitir que así es a la otra persona con naturalidad ayudará a no hacer de ese momento algo incómodo”.

El segundo temor es el miedo a no estar capacitado para ayudar al paciente. Es sabido que los psicólogos no sabemos de todo (aunque los pacientes en consulta crean que sí). Por ello, los profesionales de la salud mental solemos especializarnos en determinadas áreas. Como lo explica el Psic. Mark Beyebach: “El temor a no estar capacitado para ayudar al paciente se relaciona más con la falta de confianza en uno mismo que con la ausencia objetiva del conocimiento”. Como psicoterapeuta, puedo decir que el miedo a no estar capacitado es normal, aunque a menudo va cediendo a medida que el proceso avanza. Si uno llega a sentirse de esta forma y se da cuenta de que esto permanece por un largo tiempo, lo mejor que se puede hacer es derivar al paciente con otro profesional. Cabe señalar que derivar no debe interpretarse como un abandono del paciente.

El tercer temor es el miedo a cometer un error. Al fin y al cabo, la profesión de psicólogo es complicada y aprender a desenvolverse como psicoterapeuta requiere tiempo, experiencia y paciencia. Es completamente natural que se cometan errores, pero, en lugar de poner énfasis en estos, es bueno aprender y corregir.

El cuarto temor es el de no tener sintonía con el paciente. Independientemente de las técnicas que se emplean y el enfoque terapéutico en el que uno se ha formado, un plus para la terapia sería un adecuado vínculo con el paciente. Como lo describe la Dra. Ruthellen Josselson: “El vínculo terapeuta-paciente es lo que permite que exista un clima de confianza, respeto, responsabilidad y sintonía, lo que da una base adecuada para hacer el resto del trabajo”.

El quinto temor es el miedo a sentir miedo. Algo que resulta curioso es que muchos psicoterapeutas tenemos miedo a sentir miedo. Generalmente, los pacientes suelen colocarnos por encima de la media; es decir, la sociedad tiene una “imagen” del psicólogo como una figura dotada de neutralidad, distanciamiento, frialdad e inteligencia emocional inquebrantable (pero esto no siempre es así). Los psicoterapeutas somos, ante todo, como el resto (también tenemos emociones y sentimientos).

El sexto temor es el miedo a la crítica. Como lo comentaba el Psic. Steve de Shazer (1940-2005): “Aceptar que las críticas también son parte del trabajo y recibirlas de manera constructiva es fundamental para mejorar cada día, esto en beneficio propio y de los que llegan a nuestra consulta buscando estabilidad emocional”. Por supuesto, esto descarta absolutamente aquellas críticas malintencionadas que se plantean de manera poco asertiva o grosera.

El séptimo temor es el miedo a no saber separar (o mantener equilibrio) entre la vida personal y la vida profesional. Los que nos dedicamos a esto lo hacemos con la genuina intención de ayudar a los demás. Ya que, como lo señala la Psic. Charlotte Sills: “Generalmente, quienes ejercen en la psicología poseen ciertas cualidades como la habilidad para comunicar o la empatía”. Comprender el dolor ajeno es parte del trabajo; sin embargo, es bueno saber cuáles son los límites entre el trabajo y la vida personal. Un buen terapeuta no solo es aquel con grandes conocimientos y vocación, también es aquel que sabe cuidar de sí mismo y de su propia salud mental.

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FORMACIÓN ACADÉMICA

Licenciatura en Psicología - Universidad Autónoma del E. de Hidalgo (Ced. Prof 10008215)

Maestría en Psicología Clínica - Centro Universitario M. de Hidalgo (Ced. Prof 12088903)

Diplomado en Tanatología - Universidad La Salle Pachuca, Hidalgo