11/10/2025
Cuando alguien se identifica como “bruja” o “mago”, estamos frente a una conducta verbal autodescriptiva (Skinner, 1957): una forma de decir “esto soy” que cumple funciones específicas en su contexto.
Por tanto, no es un síntoma, sino un acto de habla que se emite en un contexto cultural y social determinado.
Produce consecuencias reforzantes (atención, validación, pertenencia, diferenciación).
Y organiza la conducta futura (por ejemplo, rituales, formas de vestir, grupos con afinidad simbólica).
Función social y de identidad. En muchos casos, el “ser bruja” o “ser mago” funciona como:
Estrategia de diferenciación: afirmar una identidad singular frente a un entorno percibido como normativo o alienante.
Fuente de agencia: sentirse con poder o control frente a experiencias de indefensión o incertidumbre (por ejemplo, crisis sociales, económicas o existenciales).
Comunidad simbólica: pertenecer a un grupo que comparte creencias, rituales o narrativas similares, que proporcionan apoyo y validación social.
Esto es reforzamiento social positivo.
Las redes actúan como el gran reforzador generalizado: “me ven, me validan, me dan likes, pertenezco”.
Regulación emocional y evitación experiencial:
Desde ACT y el conductismo radical, algunas de estas prácticas pueden operar como:
Conductas de regulación emocional: rituales, cartas, cuarzos, “energías” → ayudan a tolerar incertidumbre o angustia.
Evitación experiencial disfrazada de poder: “no quiero sentirme impotente, así que me vuelvo maga”.
No es locura ni delirio: es una respuesta aprendida ante la sensación de pérdida de control o vacío existencial, reforzada por su contexto social.
Fenómeno cultural contemporáneo. Contextualmente, vivimos una época de:
Desencanto con los sistemas tradicionales (religión, ciencia, instituciones).
Crisis de sentido y desconfianza hacia la autoridad.
Influencia de lo “místico”, “energético” o “espiritual” como lenguaje simbólico alternativo.
Así, el “ser bruja” se convierte en una metáfora cultural de empoderamiento, no necesariamente un fenómeno clínico.
Un conductista radical no pregunta “¿por qué creen en eso?”, sino “qué función tiene creer eso” en su contexto.
El foco está en las condiciones de reforzamiento que mantienen esa conducta verbal y simbólica, no en su veracidad metafísica.
Por ejemplo:
Si una persona se siente más segura al creer que puede “manifestar” cosas, y eso disminuye su ansiedad → la conducta se mantiene por reforzamiento negativo (reduce malestar).
Si además recibe aprobación social → se mantiene también por reforzamiento positivo.
Diferenciar de cuadros clínicos:
Solo cuando estas creencias se desacoplan del contexto compartido (por ejemplo, creer que puede controlar el clima o escuchar voces de entidades que le ordenan cosas) hablamos de posibles fenómenos psicóticos.
Pero la mayoría de los casos actuales son conductas simbólicas, contextuales y socialmente reforzadas, no delirios.
El “sentirse bruja o mago” no es un síntoma, sino una conducta verbal con funciones identitarias, sociales y emocionales. Reforzada por la cultura digital, da sentido, pertenencia y agencia ante contextos percibidos como inciertos o impotentes.
Fuente: psicoconductual
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Por eso!!! De mis consultantes no van a estar hablando 😤