06/11/2017
Buenos días
POR QUE CUESTA TANTO BAJAR EL COLESTEROL?
Boca y lengua pastosa, digestiones difíciles y pesadas, náuseas, alteración del ritmo intestinal con tendencia al estreñimiento, mal aliento,... Son algunos síntomas comunes en personas que tienen dislipemias, es decir, sus niveles de lípidos plasmáticos alterados. La causa, en muchos casos, está en una disfunción hepática, y es por ahí por donde conviene comenzar a tratar el problema. La consecuencia es la elevación del colesterol, de los triglicéridos o de las enzimas hepáticas. El abordaje dietético y nutricional en caso de dislipemia requiere un enfoque integral.
Vencer al colesterol: actuar sobre la causa, no sobre la consecuencia
El hígado es el principal órgano encargado de gestionar los niveles de grasas a nivel circulatorio. A su vez, una de sus funciones principales es la de almacenar sangre y regular el flujo sanguíneo hacia el resto de órganos. Es por ello que una disfunción hepática tiene como consecuencia directa una mala calidad de la sangre, y esta puede estar saturada de grasas y colesterol, provocando con el tiempo la elevación de las tasas de colesterol plasmáticas y, en consecuencia, un aumento del riesgo vascular.
Por ello, cuando hay una alteración de los niveles de lípidos (LDL colesterol elevado; HDL colesterol disminuido; triglicéridos elevados) o de las transaminasas (enzimas hepáticas) suele haber disfunción hepática -no tiene por qué haber patología-, pero este trastorno hepático se manifiesta a distintos niveles. Una serie de síntomas o malestares nos alertan de que nuestro hígado requiere un apoyo dietético para recuperar su funcionalidad:
Sensación de pesadez dolorosa en la región hepatovesicular.
Boca pastosa, digestión difícil (en particular con los alimentos grasos, desde la nata y la mantequilla, hasta los frutos secos).
Eructos después de las comidas (a veces se acompaña de náusea).
Alteración del ritmo intestinal con tendencia al estreñimiento.
Halitosis o mal aliento.
Sueño después de las comidas.
Intolerancia más o menos acusada a ciertos alimentos.
Urticaria o prurito en la piel.
Dolor de cabeza de tipo migrañoso.
La elevación plasmática de los niveles de colesterol suele ser la consecuencia de este trastorno hepático de fondo que habrá que corregir para no depender siempre de los medicamentos
Colesterol elevado: las mejores opciones dietéticas
En caso de dislipemia, si no ha habido un episodio cardiaco por el que se requiere la toma de medicamentos, el abordaje dietético para prevenirlo requiere un enfoque integral, un abordaje completo. No debería limitarse solo a recomendar el consumo de un complemento regulador del colesterol (omega-3, lecitina de soja, fitosteroles...), sino que habría que hacer una revisión alimentaria exhaustiva y los cambios dietéticos pertinentes:
1. Restringir el consumo de alimentos ricos en colesterol, en grasas saturadas y sobre todo y de manera contundente en grasas trans (que favorecen la formación de colesterol).
2. Aumentar el consumo de fibra soluble e insoluble, con efecto de arrastre y de limpieza digestiva y de sales biliares cargadas de colesterol.
3. Alta presencia de antioxidantes, para frenar la oxidación de los lípidos y el endurecimiento de las arterias.
4. Consumo habitual de ciertos alimentos protectores: nueces y pescado azul, berenjena, avena, okra y algunas frutas. La elección alimentaria es clave para regular los niveles de colesterol y no depender de medicamentos.
5. En todo caso, para favorecer la recuperación hepática y no debilitar ni irritar más este órgano, conviene evitar: café, tabaco, cualquier tipo de bebida alcohólica, vinagres (mejor aliñar con zumo de limón o mezcla de limón y lima) y el exceso de sal.
Que dices..te animas???