21/10/2025
Lo ominoso (en alemán das Unheimliche) es un concepto trabajado profundamente por Freud en su ensayo “Lo ominoso” (1919).
Freud lo define como aquello que resulta inquietante, perturbador o aterrador porque es, al mismo tiempo, familiar y extraño. Es decir, algo que debía permanecer oculto, secreto, y ha salido a la luz.
No se trata simplemente de lo “terrorífico” o lo “espantoso”, sino de lo que genera una sensación de desasosiego porque nos conecta con algo reprimido o infantil que vuelve de manera deformada. Ejemplos clásicos son los autómatas, los dobles, los espejos, las repeticiones, las casas vacías —cosas que nos resultan conocidas, pero que de repente se tornan inquietantes.
Imagina que llegas a tu casa, todo parece normal… pero al entrar, notas que un objeto ha sido movido ligeramente: una silla desplazada, un cuadro torcido, una puerta que tú recuerdas haber dejado cerrada está abierta.
Nada de esto es, por sí mismo, terrorífico. Son cosas familiares. Pero la sensación inquietante surge porque lo familiar (tu casa) se mezcla con algo que no encaja, algo que sugiere una presencia oculta o un fallo en la realidad conocida. Ahí aparece lo ominoso.
Otro ejemplo: vas caminando por la calle y de repente ves a alguien que es exactamente igual a ti, vestido igual, moviéndose igual —un “doble”. Aunque sabes que no puede ser real, la experiencia te produce un escalofrío porque choca contra tu sensación de identidad única.