20/10/2025
¿Y si te dijera que una de las imágenes más reconocidas en la historia de la publicidad comenzó con un perro tratando de entender de dónde venía la voz de su humano fallecido?
Bristol, Inglaterra, 1887. Mark Barraud, diseñador de escenarios teatrales, muere dejando atrás a un pequeño terrier llamado Nipper. El perro, famoso por morder los tobillos de la gente (de ahí su nombre: "Nipper" significa "mordedor"), pasa a vivir con el hermano de Mark, el pintor Francis Barraud, en Londres.
Francis tenía un fonógrafo de cilindro Edison con grabaciones de la voz de su hermano. Y fue aquí donde observó algo que le rompió el corazón y le cambió la vida: cada vez que reproducía las grabaciones, Nipper corría hacia el fonógrafo, inclinaba la cabeza con una expresión desconcertada y escuchaba intensamente, como si buscara desesperadamente a su humano desaparecido.
En 1898, Francis inmortalizó esta escena en una pintura titulada "La Voz de Su Amo" (His Master's Voice). Pero cuando intentó venderla, la compañía Edison-Bell la rechazó con una frase devastadora: "Los perros no escuchan fonógrafos."
Todo cambió cuando William Barry Owen de la Gramophone Company vio la pintura. Le ofreció 100 libras esterlinas (equivalente a £13,000 hoy) con una condición: que Francis reemplazara el fonógrafo por un gramófono. Francis aceptó.
En 1900, el inventor Emile Berliner registró la imagen como marca en Estados Unidos. Un año después, la Victor Talking Machine Company la adquirió. En 1929, cuando RCA compró Victor, y Nipper se convirtió en uno de los logos corporativos más reconocidos del planeta.
Nipper murió en 1895 y fue enterrado en un jardín de Kingston upon Thames, bajo un árbol de magnolia. Hoy, ese lugar está ocupado por un banco Lloyds, pero dentro hay una placa de bronce conmemorando al terrier que yace bajo el edificio. Y hay un callejón cercano llamado "Nipper Alley" en su honor.