06/11/2025
En 1965, en la ciudad de Okayama, Japón, un ingeniero llamado Seiichi Miyake tuvo una idea que transformaría la vida de millones de personas con discapacidad visual: diseñó un sistema de baldosas táctiles con relieves que podían sentirse bajo los pies o con un bastón.
La motivación de Miyake fue personal. Uno de sus amigos estaba perdiendo la vista, y él buscaba una forma de ayudarlo a moverse con mayor seguridad por la ciudad. Así creó dos tipos de superficies:
🔘 Puntos o bolitas: para indicar detenerse o prestar atención.
➖ Líneas o barras: para marcar la dirección segura a seguir.
Su primer prototipo se instaló frente a una escuela para ciegos en Okayama. El resultado fue tan efectivo que rápidamente se adoptó en estaciones de tren, cruces peatonales y aceras en todo Japón.
Con el tiempo, el sistema se estandarizó y hoy se encuentra en más de 100 países, desde metros en Londres hasta aeropuertos en México. Cada textura amarilla que vemos bajo nuestros pies es parte de ese legado.
Este invento, sencillo pero poderoso, no solo mejora la movilidad, sino que representa autonomía, dignidad y seguridad para millones de personas que cada día dependen de ese lenguaje silencioso del suelo.
En Japón, las baldosas amarillas son tan comunes que muchos las pasan por alto… pero detrás de ellas hay una historia de empatía y genialidad que cambió el mundo. 🟡🇯🇵