17/04/2022
Tenemos que saber reconocernos. 😉
Esta es una dificultad que está en la base de muchos de los síntomas que son provocados por un conflicto intrapsíquico que no puede resolverse. En muchos casos a causa del no poder reconocer lo que se siente, lo que se desea, lo que entra en oposición con aquello que el yo espera de sí y por lo tanto busca ocultar y eliminar de su conformación.
Ciertos síntomas, comportamientos y repeticiones están gobernados por marcas de significantes, identificaciones y rasgos tomados de personas significativas de la infancia que dejan huellas, que son inconscientes, y que influyen en el devenir de la vida actual de las personas.
El psicoanálisis requiere el coraje de intentar poner en palabras lo que se siente y lo que se piensa, asociando libremente, sin censurar ni intentar esconder aquello que nos da más vergüenza, miedo o angustia, permitiendo entonces a lo largo del proceso terapéutico reconocer aquellas huellas inconscientes que impactan en nuestro destino.
Como señala Lacan, "Lo que enseñamos al sujeto a reconocer como su inconsciente es su historia; es decir que lo ayudamos a perfeccionar la historización actual de los hechos que determinaron ya en su existencia cierto número de 'vuelcos' históricos".
Pensarse, sentirse y hablar sobre ello es, como explica Dostoiévski, una de las cosas más difíciles de llevar a cabo. Son diferentes las herramientas que se ponen en juego para evitar el reconocimiento de aquello que no se quiere saber. Entre ellas, aparecen los diferentes tóxicos que permiten tomar distancia de los propios sentimientos y pensamientos de una forma bastante eficaz (no sin consecuencias), pero también una herramienta psíquica muy utilizada y popular: ocuparse más de los otros que de uno mismo. Como decía Carl Gustav Jung: "Pensar es difícil. Por eso la mayoría de la gente prefiere juzgar".
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