13/12/2021
RABDOMIOLISIS EN ADOLESCENTES Y ADULTOS JÓVENES:
UN PROBLEMA EN AUMENTO POR UN ENTRENAMIENTO FÍSICO: SÚBITO, INTENSO (Y MAL SUPERVISADO).
Me ha tocado en la consulta tratar/aconsejar a distancia a dos pacientes con este problema en un intervalo muy corto de tiempo, afortunadamente, con desenlace a curación rápida y sin secuelas. No siempre es así, por desgracia.
La historia con matices de más o de menos es la siguiente: un día, un joven decide que es tiempo de ponerse en forma física. O cambiar de rutina. O aumentar rápidamente la fuerza muscular/el tiempo de ejercicio/la intensidad del mismo. O recibe un "pase gratis" para una sesión de spinning.
En los casos que comento, ambos pacientes entraron a una clase de “spinning” sin tener previamente experiencia en este tipo de actividad. La duración de la sesión fue de una hora, intensa, con mucha adrenalina por la motivación del entrenador, del grupo, la música y el ambiente.
Al terminar la clase, unas horas después, hubo un dolor muscular intenso (en las pantorrillas) que impidió que pudieran deambular en los días siguientes. Uno de ellas empezó a o***ar oscuro, tuvo fiebre y mucho ataque al estado general, la otra simplemente tuvo que permanecer sin poder moverse pues el caminar era sumamente doloroso. El caso grave llegó a hospital y gracias a un manejo rápido y agresivo, mejoró después de 72 hrs. El otro mejoró simplemente con descanso e hidratación en su hogar.
De manera muy simple y esquemática el problema es el siguiente:
Cualquier ejercicio súbito, intenso, extenuante o extremo que involucra a grupos musculares grandes que no tienen un proceso previo de acondicionamiento, puede resultar en el agotamiento y pérdida de la energía que alimenta a las células, las cuales sufren un proceso de muerte súbita. Esto tiene como resultado la liberación a la sangre de sustancias tóxicas (la mioglobina), toxinas y productos de deshecho que tienen efectos muy graves sobre todos órganos y sistemas, principalmente, el riñón y el aparato circulatorio (pero no sólo ellos, en casos extremos, todos los órganos son dañados y puede ser causante de choque muy grave o muerte).
A nivel renal, que es el órgano más común y preocupantemente afectado, la mioglobina es una sustancia que bloquea los túbulos que se encargan de hacer o***a, y la vasoconstricción de las demás sustancias tóxicas hace que el flujo que alimenta de sangre a ese órgano disminuya. Estos efectos contribuyen a que sea muy común que haya un daño renal, reversible en la gran mayoría de los casos pero que requiere de rápida intervención.
¿Manifestaciones clínicas? Dolor intenso y/o hinchazón en los músculos afectados por el ejercicio, con debilidad o imposibilidad para usarlos en la mayoría de las ocasiones. Fiebre, vómito, malestar general, o***a oscura y finalmente puede llegar a no haber producción de o***a. En casos más avanzados y severos, hasta convulsiones y afectación a todos los niveles.
Hay marcadores de laboratorio que indican la gravedad del daño muscular.
Tratamiento: Si hay cualquiera de los signos o síntomas anteriores, debe contactarse al médico a la brevedad. Hay casos que pueden tratarse en casa (reposo, hidratación, y analgésico exclusivamente acetaminofén, no los demás pues empeoran el daño renal). Hay ocasiones en que se requiere de internamiento para rehidratación rápida y agresiva, y diuréticos, de no mejorar incluso se necesita de diálisis para ayudar al riñón a recuperarse. Hay casos –la minoría- que requieren de terapia intensiva.
¿Qué ejercicios son los que más pueden resultar en este problema? Cualquiera que involucre grupos musculares grandes, no entrenados, de forma intensa, súbita, prolongada y repetitiva. Los más comunes: spinning particularmente, ciclismo y correr, tanto distancias prolongadas como cortas pero a velocidades o inclinaciones mayores a las que uno está acostumbrado. Aún el caminar largas distancias en ciertas personas (si no existe este hábito) puede resultar en esta condición. Desde luego, hay más ejemplos.
En vez de apuntar dedos a culpables, sugiero que hagamos un ejercicio de prevención, pues hay varios factores que han hecho que esta enfermedad haya aumentado en los últimos años.
a) De la persona que va a hacer el ejercicio (y de los papás en su caso): Si bien es cierto que tener condición física es saludable, la obsesión y la cultura de estar en forma, de la mejoría de la imagen corporal, la competitividad, la presión del grupo y la manera en que los gimnasios operan (música estimulante a ritmos altos, luces, entrenadores con metas irreales para los entrenados) hacen que veamos más casos. Tener una buena figura, una buena condición física, lograr una meta ya sea en tiempo o distancia, requieren de un entrenamiento que empiece de menos y vaya progresiva e individualmente a más. En los casos que mencioné al principio, los dos pacientes se subieron a una bicicleta fija sin condicionamiento previo y fueron sometidos a esfuerzos que nunca habían practicado por tiempo prolongado.
Los jóvenes tienen que aprender a que todo cuesta, y que parte del beneficio del ejercicio es los logros progresivos a mediano y largo plazo, que quedan de por vida.
b) De los entrenadores: Nadie que llegue por primera vez a un gimnasio o cualquier lugar de entrenamiento debe realizar el mismo ejercicio que los demás (en caso de clases grupales) o empezar con rutinas fuertes. Los entrenadores deben estar capacitados y tomarse el tiempo de realizar un interrogatorio previo de niveles y acondicionamiento físico de cada persona que esté bajo su supervisión.
El uso de ropa adecuada para la actividad, el no realizar actividad física en ambientes húmedos y muy cálidos, y una hidratación correcta son así mismo indispensables.
Feliz Lunes.