26/11/2025
Hay posturas que parecen sencillas… hasta que entras en ellas.
Los balances, por ejemplo, son un recordatorio perfecto de que la estabilidad no se fuerza: se construye.
Enseño balances desde tres lugares:
1. Fundamento profundo
Nada se sostiene si la base no está viva.
El pie que toca el piso no solo “soporta”: escucha, se adapta, siente microajustes, responde.
Así también la vida: si tu base interna es frágil, cualquier movimiento te tambalea.
2. Mirada externa enfocada
La drishti —el punto fijo donde posas la vista— te enseña a elegir en qué poner atención.
Cuando tu mirada se dispersa, tu cuerpo también.
Y en la vida pasa igual: lo que miras, crece; lo que enfocas, se ordena.
3. Mirada interna activa
El verdadero balance no está en la pierna que levantas, sino en la conversación silenciosa con tu centro.
Ese momento en el que sientes que eres tú sosteniéndote a ti mismx.
Sin prisa. Sin exigencia. Con presencia.
Por eso amo enseñar balances:
porque son una metáfora perfecta de lo que buscamos en la vida —firmeza sin rigidez, enfoque sin tensión, presencia sin miedo.
Y aunque se ven simples, nunca lo son.
Cada persona encuentra algo distinto ahí adentro.
Si hoy estás buscando un recordatorio:
mereces un balance consciente, uno que no te rompa, sino que te acompañe.
Mereces habitar tu cuerpo sin exigencia.
Mereces estabilidad desde adentro, no desde la prisa.
Y yo soy tu compañera en ese camino. 🌿
En Yela Yoga, cultivamos presencia, base profunda y equilibrio real. Gracias .gmop :) no solo por la foto, por la constancia y admirable disciplina :).