20/06/2025
"Si se tuvieran en cuenta las propias necesidades del niño, todo niño sano sería alegre y tranquilo".
—Dra. Emmi Pikler
Muchos años antes de que Emi Pikler dijera esto, en sus aulas preparadas, la Dra. María Montessori fue testigo de que, en efecto, así sucede con todo niño sano física y psicológicamente, cuando se respetan sus necesidades genuinas.
La cuestión está en nunca anteponer las intransigencias del adulto a las necesidades del niño. Porque cuando se hace eso (y se hace todo el tiempo) el niño reacciona mal, viene la mala conducta, el sufrimiento del niño y el del adulto (¿A quién le gusta que los niños se pongan imposibles, pataleen, etc., porque se sienten frustrados en sus necesidades? A nadie.) Entonces, por el bien de todos, lo primero debe ser respetar las necesidades del niño. Ya luego, colocamos nuestros límites. No antes. No sin contemplarlas. Desconocerlas, ignorarlas nos cuesta demasiado a la sociedad toda. Porque no es solo el sufrimiento o el mal comportamiento de hoy; son las neurosis a futuro, generaciones de gente con problemas porque no se respetaron sus necesidades básicas... La gente que del diario nos quejamos que ni viven ni deja vivir, viene de estas necesidades básicas insatisfechas. Y mientras no lo entendamos seguiremos como hasta ahora, con un mundo neurótico y emproblemado.
Para que el mundo mejore necesitamos cambiar nuestra manera de tratar a los niños.
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