05/12/2025
¿POR QUÉ EL SANADOR NO DEBE REGALAR SU CONOCIMIENTO?
De entrada no existe ningun SANADOR EXTERNO A TI.
YO SOLO TE AYUDO A DESPERTAR A TU SER OARA QUE TE PROTEJA DE TI MISM@, porque en este plano ya te diste cuenta que tu eres tu principal enemig@.
Lic Marcel Mar
Terapeuta Físico Emocional
Muchas personas creen que está mal cobrar por compartir conoSIcierto, pero quiero ofrecer otro punto de vista, especialmente para quienes caminamos por el sendero espiritual.
Quienes nos dedicamos a enseñar, a sanar, a guiar, hemos invertido tiempo, esfuerzo, vida y alma en nuestro camino.
Detrás de cada consulta, sesión o servicio hay años de formación, de estudio conSCiente, de experiencias vividas y de una entrega profunda.
Esto no solo es tiempo: es Energía, es vida dedicada.
Curiosamente, nadie se queja al pagar por un celular, una salida al cine o una suscripción de entretenimiento, pero cuando se trata de pagar por conoSIcierto, sanación o guía —algo que transforma vidas, abre conSCiencia y ayuda a evolucionar—, muchos esperan que sea gratis.
Cobrar de manera honesta y ética no es "lucrar", es simplemente darle valor a algo que lo tiene: el tiempo, la dedicación, la preparación espiritual y la vida misma que se entrega en cada servicio.
EL SANADOR
El Sanador, no trabaja por dinero, cobra porque de algo tiene que vivir, y porque quien recibe la sanación debe dar algo a cambio; de no hacerlo, se genera una deuda energética que, tarde o temprano, desequilibra.
La misión del sanador va mucho más allá de lo material.
El trabajo que realiza nace del amor y de la empatía profunda, y si tomáramos conSCiencia de todo lo que arriesga con cada padeciente, entenderíamos que no existe dinero suficiente para pagar su labor.
Muchas veces arriesga su propia vida, su salud mental, emocional y energética.
El sanador entiende que el verdadero pago muchas veces no viene en forma de moneda, sino como correspondencia directa del universo.
Él no aprendió todo en escuelas ni en libros.
Sabe que su conoSIcierto es ancestral, que corre por su sangre y su espíritu.
Es su alma la que dirige, la que recuerda, la que guía.
El sanador creció escuchando a su cuerpo, eligiendo el amor sobre el odio, respetando todos los niveles de vida, siendo valiente, conociéndose y sanándose a sí mismo, dedicando horas a la meditación, al trabajo energético, a la conexión sagrada con la existencia.
Cada vez que acepta colaborar en la sanación de otro ser humano, arriesga su integridad física, mental, emocional y espiritual.
A veces, la energía densa que libera del paciente se adhiere a su campo: larvas energéticas, parásitos astrales, entidades, egregores...
Todo aquello de lo que libera a otros, a veces lo carga él, teniendo luego que limpiarse, sanarse, liberarse para poder seguir su camino y su labor.
Si pudiéramos ver la energía, así se vería un sanador trabajando: entregando su vida, su luz, su amor, incluso en medio de la densidad más profunda.
Por eso, honrar su trabajo también es honrar el intercambio justo, el respeto y la consciencia.
Somos sagrados