23/11/2025
Como gastroenterólogo estoy muy preocupado por el aumento exponencial de casos de tumor maligno de colon en personas jóvenes, un fenómeno que en los últimos años ha dejado de ser excepcional para convertirse en una alerta epidemiológica mundial.
Esta imagen que creamos y publicamos con fines educativos representa cómo puede verse un adenocarcinoma de colon, el tipo de tumor colorrectal más frecuente: una masa irregular que crece desde la mucosa, invade la pared intestinal y puede obstruir el paso de las heces o diseminarse a otras partes del cuerpo.
El tumor de colon se forma cuando las células de la mucosa del intestino comienzan a crecer de manera descontrolada. La mayoría de estos tumores inicia como pólipos adenomatosos, pequeñas protuberancias benignas que con el tiempo pueden transformarse en lesiones malignas. Este proceso puede tardar años, lo que hace que la detección temprana mediante colonoscopia sea una herramienta crucial para prevenir su desarrollo.
Aunque existen factores genéticos, hoy sabemos que los factores ambientales y los hábitos de vida son determinantes, y muchos de ellos son más frecuentes en adultos jóvenes. Entre los principales se encuentran:
- Alto consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, grasas trans y aditivos que alteran la microbiota y favorecen la inflamación intestinal.
- Consumo elevado de carnes rojas y carnes procesadas (embutidos, tocino, salchichas), relacionadas directamente con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
-Tabaquismo, que aumenta la inflamación sistémica y daña el ADN celular.
- Alcoholismo, especialmente consumo frecuente o en grandes cantidades, que irrita la mucosa intestinal y genera compuestos cancerígenos.
- Sedentarismo y obesidad, que modifican el metabolismo y favorecen un ambiente inflamatorio.
Los síntomas iniciales pueden ser engañosos: cambios en el hábito intestinal, sangre en las heces, dolor abdominal, pérdida de peso, anemia o sensación de evacuación incompleta. En personas jóvenes, estos signos suelen atribuirse a “colitis”, “hemorroides” o estrés, retrasando peligrosamente el diagnóstico.
La prevención es clave: una alimentación real y rica en fibra,
actividad física regular, evitar el tabaco y el alcohol, y considerar una colonoscopia temprana si hay antecedentes familiares o síntomas persistentes.
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Recordatorio esencial: La información presentada tiene carácter académico y educativo. No constituye consulta médica, ni debe ser utilizada para autotratarse. Si tienes molestias o preocupaciones, consulta a tu médico de confianza.