Las úlceras es un problema común de las piernas y son generalmente secundarias a reflujo venoso o la obstrucción. Asociadas a enfermedades crónico degenerativas, tabaquismo, hipertensión, entre otras. El 20% de las personas con úlceras en las piernas tienen enfermedad arterial , con o sin trastornos venosos. Entre 1.5 - 3.0 / 1.000 personas tienen úlceras activas piernas. La prevalencia aumenta con la edad hasta aproximadamente 20/1000 en las personas mayores de 80 años. Las úlceras venosas representan aproximadamente el 85% del total de las úlceras vasculares. La úlcera vascular se define como una lesión elemental con pérdida de la continuidad cutánea, producida por alteraciones en la circulación, venosa o arterial, que afecta a las extremidades inferiores habitualmente localizada en el tercio distal de la pierna; con tendencia a la cronicidad. Causadas por diferentes etiologías y variable duración de igual o mayor a seis semanas. Es una lesión dolorosa que dificulta la movilidad y altera la propia imagen corporal; el dolor es frecuente y puede ser grave o continuo e incapacitante. Existen diferentes etiologías en las ulceras como úlceras venosas, asociadas a hipertensión venosa, úlceras arteriales asociadas a arteriosclerosis e hipertensión arterial; Ulceras neuropatías asociadas a diabetes y úlceras vasculares, asociadas habitualmente a enfermedades sistémicas como hemopatías, neoplasias, infecciones, entre otras. Las ulceras venosas representan la complicación más grave de la insuficiencia venosa crónica. Se definen como la perdida continuidad dermoepidérmica que no cicatriza espontáneamente y tienden a la recidiva. La localización es variable ya que pueden aparecer en cualquier zona del tercio distal de la extremidad inferior, en el 90% de los casos se localizan en la cara lateral interna, la zona supra maleolar, la zona pre tibial y en la cara lateral externa de la pierna. Su desencadenante habitual es un traumatismo sobre la lesión pre ulcerosa, aunque puede iniciar de forma espontánea; suele estar precedida por un dolor puntiforme o prurito. La piel circundante a la úlcera suele tener todos los signos de la dermatosis de la insuficiencia venosa: pigmentación ocre, lipoesclerosis, cianosis, induración y osificación. La úlcera venosa se acompaña de distintas lesiones en la piel, que a su vez se asocian a los síntomas típicos de la in- suficiencia venosa crónica y que pueden clasificarse en tres estadios: Estadio 1. Edema y corola flebectásica o telangiectásica. Estadio 2. Venas tortuosas y dilatadas, dermatitis ocre o pigmentaria, atrofia blanca, dermatosclerosis en manguito, linfoedema, eccemas de estasis, infecciones y hemorragias. Estadio 3. Úlceras activas o cicatrizadas. El abordaje de esta investigación se va a realizar en el estadio tres. Es importante conocer las fases de la cicatrización para saber en cual de éstas es más importante la intervención para obtener mejores resultados funcionales, estéticos y de reducción del dolor. La primera fase es conocida como la fase inflamatoria; esta comienza al momento de la herida, con los mecanismos de la hemostasia, vasoconstricción, cascada de coagulación, formación del coágulo que formará la matriz de regeneración de la herida, el proceso de vasodilatación y migración de polimorfonucleares y macrófagos para eliminar de bacterias. En esta fase se producen sustancias que estimulan la aparición de tejido granulación y angiogénesis. Su duración puede extenderse hasta 5 días en una herida con cierre primario. Es seguida por la fase proliferativa la cual inicia al segundo día y puede extenderse hasta 3 semanas en una herida no complicada. En este periodo aparecen los fibroblastos que formarán el tejido de granulación. Ocurre la recanalización de los vasos linfáticos y se forman capilares sanguíneos. Además se presenta el proceso de epitelización en el que la humedad de la herida favorece los procesos de migración celular. En esta fase comienza la contracción de la herida y la transformación de fibroblastos en miofibroblastos que ayuda a la aproximación de los bordes de las heridas. La última es la fase de maduración la cual se extiende desde el día 15 hasta que se logra la cicatrización completa, de 6 meses a un año. El principal evento fisiológico es la epitelización y el aumento progresivo de la fuerza tensil de la piel (hasta 70 a 90% de la fuerza original). Desde 1962 Winter demostró que las heridas que se mantenían en un entorno húmedo mediante oclusión epitelizan 2 veces más rápido que las expuestas al aire; ya que el microclima húmedo y cálido en la herida favorece la migración epitelial. Este estudio fue corroborado por Hinman y Maibach en 1963. Además de la migración epitelial se ha comprobado que la cura húmeda realiza otras funciones relevantes para una favorable epitelización : hidrata la herida favoreciendo la movilidad de los polimorfonucleares, macrófagos y de las células epiteliales, acidifica el pH en la herida creando un ambiente bacteriostático reduciendo así el riesgo de infección, incrementa de la acción de los granulocitos, impulsa la actividad y presencia de macrófagos y favorece la eliminación de tejidos necróticos a través del desbridamiento autolítico. Además estimula a las células endoteliales para la angiogénesis, con lo que se aumenta el aporte de oxígeno y sustancias metabólicas necesarias para la cicatrización e incrementa la presencia de fibroblastos . De los apósitos oclusivos, el hidrocoloide cuenta con evidencia científica de mejores resultados en ulceras por presión , heridas crónicas y supurativas. Los hidrocoloides están formados de una base polimérica como el poliuretano, cubierto por un adhesivo absorbente compuesto de una matriz sintética hidrofóbica, en la cual partículas hidrofílicas se incorporan en un 50% del peso de adhesión. Las partículas hidrofílicas se hinchan para formar un gel en la superficie de la herida cuando esta secreta fluido. La capa adhesiva contiene elastómeros que ayudan a retener el exudado de la lesión. El apósito debe ser firmemente adherido a la piel, sellándola. El espacio sobre la herida se llena gradualmente de exudado, aumentando la presión hasta igualar a la capilar; inhibiendo así la producción de exudado . Existe aún controversia sobre el tiempo que una herida debe permanecer ocluida después de una cirugía. Las guías del CDC de 1999, sobre el cuidado posoperatorio de las incisiones únicamente señala en su renglón 3.a., lo siguiente: “3.a. Proteja con un apósito estéril por 24 a 48 horas posoperatorio cualquier incisión que ha sido cerrada de primera intención. ”En el punto 3.e. menciona: “3.e. No hay recomendación de cubrir una incisión cerrada de forma primaria más de 48 horas, ni sobre el tiempo en que el paciente puede mojar una incisión descubierta. Evidencia aun no disponible.” . Es común la practica de cubrir las heridas unicamente con gasa, o aplicar algun ungüento y gasa como apósito secundario sin que exista evidencia; lo cual pudiera generar una cicatrización menos adecuada que la producida bajo oclusión. Por lo tanto, el presente estudio pretende abordar la eficacia de un metodo tradicional como el uso de esta terapia en comparación con una terapia oclusiva que potencialmente pudiese dar mejores resultados.