04/09/2025
LA PRESENCIA DE PAPÁ EN LA VIDA DE SU HIJA.
Para una niña, el primer amor de su vida es su papá.
De cómo la mires, la abraces y la escuches, depende mucho la forma en que ella aprenderá a mirarse, abrazarse y escucharse a sí misma.
Ella crecerá siendo una mujer fuerte, segura y capaz de elegir relaciones sanas.
Pero también, ella puede crecer sintiéndose invisible, poco valiosa, o buscando en otros el amor y la validación que no encontró en casa.
La presencia —o ausencia— de un padre acompañan a una mujer en cada etapa de su vida.
Estas son las 4 etapas de una niña y lo que necesita de ti como papá:
Primera etapa.
De 1 a 3 años: La bebé
Ella es pequeña, frágil, depende completamente de ti. Tus brazos, tu voz y tu presencia son su lugar seguro.
Lo que necesita de papá: abrazos suaves, calma, protección y presencia constante.
Si le fallas aquí, crecerá con inseguridad y con dificultad para confiar en que el mundo es un lugar seguro.
Segunda etapa.
De 4 a 7 años: La soñadora
Está llena de imaginación, magia y curiosidad. Quiere copiarte, jugar contigo y sentirse vista.
Lo que necesita de papá: juego, atención, que la llames valiente, inteligente y bondadosa (no solo “bonita”), y que sienta tu amor sin tener que ganárselo.
Si le fallas aquí, puede crecer creyendo que debe esforzarse o transformarse para merecer amor.
Tercera etapa.
De 8 a 12 años: La exploradora
Busca independencia, prueba límites, parece fuerte, pero su corazón sigue siendo muy sensible.
Lo que necesita de papá: respeto, guía, límites claros pero amorosos, y un espacio seguro para expresar sus emociones.
Si le fallas aquí, puede crecer dudando de sí misma, con miedo a poner límites o diciendo “sí” cuando en realidad quiere decir “no”.
Cuarta etapa.
De 13 a 21 años: El despertar
Está entrando a la adolescencia y luego a la adultez. Hormonas, identidad, confianza… todo cambia.
Lo que necesita de papá: presencia calmada, respeto, confianza, más escucha y menos consejos, y la certeza de que estás orgulloso de ella.
Si le fallas aquí, puede crecer sintiendo que no merece respeto, buscando en otros la validación de la que careció en casa.
La presencia de papá en cada etapa es el cimiento de su amor propio.
La manera de mirarla será el espejo en el que ella aprenderá a mirarse.
No se trata de ser perfecto, se trata de estar, de amar y de no dejar de mostrarle que siempre puede confiar en ti.