06/12/2025
Dicen que diciembre nos pone sensibles, pero no es solo el corazón, es el cerebro respondiendo biológicamente al invierno y a la disminución de luz solar.
Cuando los días se acortan, la retina recibe menos luz.
Eso envía una señal directa al núcleo supraquiasmático, el “reloj biológico” del cerebro.
Al recibir menos luz, este reloj altera varios procesos:
aumenta la producción de melatonina (somnolencia) y disminuye la de serotonina (regulación del ánimo).
Por eso en diciembre puedes sentir:
más cansancio, cambios de humor, introspección profunda, y una nostalgia que aparece sin explicación.
No es psicológico: es neuroquímica estacional.
El cerebro también activa algo llamado conducta de conservación, un mecanismo evolutivo para ahorrar energía en épocas frías:
menos impulsos sociales, más necesidad de descanso, y una tendencia natural a revisar lo vivido.
Además, la poca luz afecta el eje hipotálamo–pituitaria–adrenal, lo que puede aumentar la sensibilidad emocional, la reactividad al estrés y ese sentimiento de “todo me pega más fuerte”.
Por eso diciembre remueve tanto.
No es solo el cierre del año… es tu cerebro entrando en “modo invierno”:
análisis, memoria, introspección, energía baja y búsqueda de calma.
Así que si te sientes diferente estos días, no te culpes.
No es debilidad ni inestabilidad:
es biología, neuroquímica y adaptación.
Es tu mente diciéndote:
“Bájale al ruido. Este mes cuídate un poco más.” ✨🤍🙏🏼