06/11/2025
Las emociones que callamos no desaparecen: se esconden en el cuerpo, transformándose en señales que piden atención. La tristeza puede volverse cansancio, la ira tensión, la ansiedad molestias digestivas, el miedo bloqueos y la preocupación agotamiento mental. El cuerpo habla cuando el alma guarda silencio. Por eso, escucharlo es el primer paso para sanar. Nombrar lo que sentimos aligera el peso; expresarlo, lo libera. Podemos hacerlo hablando, escribiendo, respirando o moviendo el cuerpo con conciencia. Prácticas como el Taichi, el Chikung o la meditación ayudan a reconectar con la calma interior. Sentir no es debilidad, es sabiduría emocional. Las emociones no llegan para dañarnos, sino para mostrarnos lo que necesita atención. Escúchalas, abrázalas y deja que se transformen en bienestar y fortaleza.