21/11/2025
A veces creemos que estamos “reaccionando de más”, pero la verdad es que el cuerpo siempre sabe antes que la mente. Cada emoción intensa, cada incomodidad y cada movimiento interno es una parte tuya que por fin está tocando la puerta para ser vista.
No son fallas.
No son exageraciones.
Son memorias.
La herida de pertenencia, el miedo a ser malinterpretada, la vulnerabilidad en espacios sociales, la necesidad de contención… todas estas respuestas tienen historia.
Y cuando aparecen, no vienen a sabotearte: vienen a liberarte.
Escuchar lo que se activa en ti es un acto de honestidad.
Honrarlo es un acto de amor.
Integrarlo es un acto de poder.
Tu sensibilidad no te resta.
Te guía.
Te afina.
Te recuerda quién eras antes de empezar a protegerte.
Este post no es para que te juzgues.
Es para que te entiendas.