02/12/2025
Cuento de Navidad ¿SÓLO ESO?
(Excelente para la demasía de regalos en los niños)
Cuando en la noche de Navidad Javier descubrió que faltaba un regalo de los que había pedido a Papá Noel, las lágrimas y gritos inundaron su habitación.
¡Quiero mi camión! ¡Quiero mi camión! - exclamó fuera de sí, ignorando los demás regalos.
¡Javier! Papá Noel tiene que repartir juguetes para muchos niños y niñas - trató de calmarlo su madre.
Deberías estar muy contento con todo lo que te ha traído. ¡Eres muy afortunado! - agregó su padre.
Pero Javier, enrabietado, se fue a la cama sin cenar esa noche.
A medianoche, despertó sobresaltado. Un extraño ruido lo condujo al pasillo, donde se topó con un hombre vestido de rojo y blanco, con una larga barba: ¡Papá Noel! Un susurro escapó involuntariamente de los labios de Javier al taparse la boca.
¡Javier, estaba esperándote! ¿Se te ha pasado ya la rabieta? - le dijo Papá Noel con una sonrisa sobre sus pequeñas gafas.
Javier titubeó, sin saber qué responder.
¿Has venido a traerme el juguete que me falta? - se aventuró a preguntar.
¡No exactamente! Vengo a proponerte algo - le dijo Papá Noel.
Javier lo miró sorprendido.
Aún no he terminado de repartir todo lo que me han encargado. ¿Quieres venir conmigo? ¡Me gustaría enseñarte algo y me vendría bien tu ayuda!
Javier reflexionó sólo un momento.
¡De acuerdo! ¡Iré contigo!
Salieron a la calle y vio un majestuoso trineo, tirado por dos hermosos renos, esperándolos en la puerta de casa.
¡Guauuuuu! - exclamó Javier admirado.
Subieron al trineo rápidamente, se abrocharon los cinturones de seguridad, y Papá Noel gritó:
¡En marchaaaaa, renos!
Los renos, con un salto, empezaron a volar cada vez más alto. Javier miraba asombrado desde las alturas. Cuando lo contara a sus amigos, no lo creerían.
¡Soooooooooooo, renos! - gritó Papá Noel.
Los renos descendieron y se detuvieron frente a una casa humilde.
Vamos a dejarle un regalo a Raquel - le dijo Papá Noel, tomando algo del trineo a oscuras.
Javier, agarrado de la mano de Papá Noel, se encontró de repente en una habitación casi vacía. Papá Noel dejó una bonita muñeca sobre unos viejos zapatos junto a la puerta.
¿Sólo dejas eso? - preguntó Javier, tirando de la manga de Papá Noel al ver que se iba.
Cuando Raquel despierte y vea la muñeca, será la niña más feliz del mundo - respondió.
Subieron al trineo y continuaron el viaje, sobrevolando una ciudad iluminada. Pero se alejaron del centro, llegando a un lugar oscuro con casas deterioradas.
¡Soooooooooooo, renos! - gritó Papá Noel de nuevo.
Javier miró confundido; estaba oscuro y las casas eran simples y descuidadas.
Ahora vamos a dejar los regalos a Martín, Noelia y Jorge - anunció Papá Noel.
Como antes, sin comprender cómo, entraron en la primera casa. Papá Noel le hizo una señal a Javier para que guardara silencio: una familia dormía en un camastro. Dejaron un oso de peluche junto a los zapatos del niño.
¿Sólo dejas eso? - preguntó Javier, sorprendido.
Cuando Martín despierte y vea el osito, será el niño más feliz del mundo - dijo Papá Noel.
Pasaron toda la noche entregando regalos, pero Javier no volvió a preguntar nada.
¡Javier! ¡Javier! ¡Son las once de la mañana! ¿Qué te ocurre hoy? - escuchó que decía su madre mientras lo zarandeaba.
Cuando Javier abrió los ojos, no sabía dónde estaba.
¿Se ha marchado ya Papá Noel? - preguntó a su madre.
¡Claro! ¡Anoche, después de dejarte los regalos! - contestó temerosa de otra rabieta.
Javier se levantó, observó los juguetes y no dijo nada. Junto a su cama, en el suelo, encontró una tiza de colores. El niño cerró los ojos y sonrió. Había aprendido mucho en ese viaje y se sentía muy afortunado por haber conocido a Papá Noel en persona.
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