11/08/2025
¿Y para qué sirve el diván en psicoanálisis?
Muchos se preguntan por qué en el psicoanálisis se usa un diván. ¿No es raro hablar sin ver al terapeuta? ¿No se vuelve incómodo? La verdad es que tiene todo un sentido profundo, aunque al principio pueda parecer extraño.
Freud, el padre del psicoanálisis, lo usaba no por capricho, sino porque notó algo: cuando el paciente no tenía al analista frente a él, se soltaba más. Decía lo que se le venía a la cabeza, sin preocuparse tanto por agradar, por cómo lo miraban o si su relato tenía lógica. Así nacía lo que él llamó asociación libre, una especie de viaje por la mente, donde todo lo que se dice importa, aunque suene ilógico, vergonzoso o absurdo.
Lacan también defendía el uso del diván, pero desde otro lugar. Él decía que cuando no hay mirada del otro, se abre algo distinto en el habla. Es como si se liberara otra voz, menos pensada, menos editada. En vez de hablarle a alguien, se habla desde otro lugar, uno más inconsciente.
Y aunque no es obligatorio (muchas veces se comienza cara a cara), el momento en que se pasa al diván suele marcar un giro en el análisis. No es que el analista desaparezca, al contrario: está más presente que nunca, pero en silencio. Escucha desde un lugar que no es el juicio ni la aprobación. Escucha eso que a veces ni tú mismo escuchas de ti.
Thomas Ogden, un analista contemporáneo que piensa muy bonito sobre la experiencia analítica, dice que el diván favorece que el paciente entre en una especie de estado mental más onírico. Como si el análisis, al no estar mediado por la mirada, se pareciera más a soñar que a conversar. Y en ese "soñar despierto" es donde muchas veces aparece lo verdaderamente importante.
El diván no es una camita para descansar, es más bien una herramienta para que el análisis se escuche de otra manera. No se trata de comodidad, se trata de crear condiciones distintas para que surja algo más profundo, algo que muchas veces no podrías decir de frente.
Puede no ser para todos, o no en todos los momentos. Pero cuando se vuelve parte del proceso, cambia algo en la forma en que uno habla... y también en cómo empieza a entenderse a sí mismo.
Mtra. Psic. Daniela Vera