18/10/2025
“Te quise tanto, que me olvidé de mí.”
Hay amores que no solo se sienten, se habitan. Que te envuelven tan profundamente que, sin darte cuenta, dejas de ser tú para convertirte en lo que el otro necesita. Y eso hice contigo. Te quise tanto que comencé a amarte más de lo que me amaba a mí. Fui olvidándome poco a poco, tan suave, tan silenciosamente, que ni siquiera noté cuándo dejé de mirarme para mirarte solo a ti.
Te quise tanto que empecé a justificar todo. Tus ausencias, tus silencios, tus cambios de humor, tus idas y venidas. Te defendí incluso cuando yo era quien salía herida. Aprendí a callar lo que dolía con tal de no perderte, a fingir que todo estaba bien cuando por dentro me estaba rompiendo. Porque el miedo a que te fueras era más grande que el amor que me tenía.
Y ahí estuvo el error. En creer que amar significaba aguantar, que querer era sinónimo de salvar, que darlo todo me haría merecer quedarme. No entendí que quien te ama de verdad no te pide que te olvides de ti, sino que te encuentres aún más. Que el amor no debería doler tanto, ni hacerte sentir tan pequeña.
Te quise tanto que me apagué.
Dejé de hacer lo que me gustaba, dejé de escucharme, dejé de ser yo. Me convertí en la versión que creía que tú querías, mientras mi esencia se iba desvaneciendo detrás de cada intento de hacerte feliz. Me perdí tratando de sostener un amor que solo se mantenía a base de mis pedazos.
Hasta que un día, miré mi reflejo y no supe quién era. No vi brillo, no vi calma, no vi fuerza. Vi a alguien vacía, cansada, agotada de dar. Vi a alguien que amó tanto que se descuidó por completo. Y ahí entendí que amar no debería implicar desaparecer. Que el amor que te destruye no es amor, es apego. Es miedo disfrazado de entrega.
Te quise tanto, que olvidé que yo también merecía amor.
Que mi ternura también necesitaba descanso.
Que mis heridas también merecían cuidado.
Que mi corazón también necesitaba espacio para sí mismo.
Y dolió. Dolió soltar lo que tanto quise. Dolió reconocer que el amor no basta cuando solo uno se queda luchando. Dolió aceptarlo, pero dolía más seguir perdiéndome en nombre del amor.
Así que me elegí. Me recogí a pedazos, me abracé entre lágrimas, y me prometí no volver a amarme a través de nadie. Me prometí que la próxima vez que quisiera así, no me olvidaría de mí.
Porque el amor más grande no es el que das, es el que te devuelves cuando recuerdas quién eres.
Y hoy lo entiendo: no fui tonta por amarte tanto, solo estaba aprendiendo que amar a alguien jamás debería significar perderse.
--- By JonnyRasSaint 🖤