15/07/2025
Te enamoraste de un hombre roto… y él te rompió a ti
No porque fueras mala.
No porque no supieras amar.
Sino porque tocaste partes de él que llevaba años escondiendo.
Tu ternura fue amenaza.
Tu paciencia, una tortura.
Tu estabilidad, un espejo que le mostró su propio caos.
Él no sabía qué hacer con un amor sano…
porque creció creyendo que el amor duele, que se ruega, que se aguanta.
Y tú llegaste con calma, con certeza, con un corazón dispuesto.
Pero un hombre roto no quiere paz…
quiere adrenalina, quiere drama. Quiere que lo rescates y luego te culpes porque no pudiste.
Así que te rechazó.
Te acusó de controlar, de pedir demasiado, de no entenderlo.
Te hizo sentir que eras tú la del problema.
Y tú, en lugar de correr… te quedaste.
Trataste de amarlo más fuerte, como si tu amor pudiera tapar sus heridas abiertas.
Pero el amor no sana a quien no quiere curarse.
El amor no salva a quien ha hecho del dolor su zona de confort.
Y lo peor: cuando pusiste un límite, dijo que lo estabas atacando.
Cuando te mostraste honesta, te llamó cruel.
Cuando lo cuidaste, te acusó de invadirlo.
Te enamoraste de un hombre roto…
y él te castigó por amarlo.
Porque tú fuiste hogar, y él solo conocía trincheras.
Pero tranquila, amor…
No eras demasiado.
Solo fuiste luz en un lugar donde la oscuridad era ley.