19/10/2025
La semilla
En la intimidad de la noche, los susurros del viento cantaban su propia melodía; el ruiseñor acunaba mis latidos como una orquesta que se ofrecía entera en el acto más profundo de su existencia.
Una luz bañó mi cuerpo… y en ese instante el compás del viento regurgitó la entraña, trayendo consigo alivio, miedo y canto.
Sentí la estela de su presencia, cómo brotaba del espacio e inundaba todo con su manto.
Rozó mi cabeza, y a mis pies se postraron manos ajenas, una mezcla de alegría y temblor, como un secreto que solo se revela cuando el alma no tiene cómo huir. Susurraba palabras hechas únicamente para mí.
—Ten fe. Tus guerras no se comparan con ninguna otra, porque tu dolor no significa lo mismo para quien camina a tu lado. Tu amor es sublime… solo recuerda que el otro no tiene tus ojos, ni tu piel, ni tu boca. Este momento es tuyo. Deja de buscar en la cabeza lo que el corazón ya dicta.
Su voz permanecía eterna. Ungió mis pies, mis manos, mi espalda y mi frente, como si el tacto fuera un ritual para sembrar enseñanza.
—Sabes bien que la Creación está contigo, y con cada uno de nosotros. Confías en la fuerza de la Creación… pero olvidas algo muy importante: tener fe en ti —susurró, y su voz se hizo más suave, más profunda.
—Dentro de ti habita la expresión más grande de la Creación; la vida. Dime, ¿cuánta fe tienes en ella… en tu propia vida? Todo lo que pides con humildad se te concede, pero olvidas creer en la semilla que nace de ti, en lo que plantas, en lo que ya sucede.
La semilla, cuando toca la tierra, no se cuestiona si podrá lograrlo… simplemente nace, porque tiene la certeza de ser.
Hace tiempo dejaste de ser semilla, pero sigues creyendo que estás bajo la tierra, esperando florecer, cuando quizá hoy… ya eres selva, ya das fruto, ya eres raíz que sostiene y copa que ofrece sombra… y sin embargo te sigues mirando como principio, sin notar que ya eres bosque.
Fe en ti, en esa expresión íntima e irrepetible de la Creación que te habita; desde ahí brota tu fuente de luz.
Cultiva la certeza en lo que ya has logrado… y en lo que aún estás destinado a despertar.
Su voz dejó silencio y certeza, la emoción se quedó latiendo… y yo simplemente continué soñando.
Relatos de Camino Javier
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